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El tipo más noble de hombre tiene una mente amplia y sin prejuicios. El hombre inferior es prejuiciado y carece de una mente amplia.
Confucio
Las desgracias, al igual que la fortuna, sólo llegan cuando las hemos buscado con nuestros actos.
Un pueblo sólo puede ser guiado por costumbres, no por saber.
Yo sé por qué no se sigue el justo medio: el hombre inteligente va más allá, el imbécil se queda más acá.
El hombre superior gusta de ser lento en palabras, pero rápido en obras.
Un hombre que tiene un alma hermosa tiene siempre cosas hermosas que decir; pero un hombre que dice cosas hermosas no tiene necesariamente el alma hermosa.
Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque ésta sea un simple murmullo.
El que acepta sufrir, sufrirá la mitad de la vida; el que no acepta sufrir, sufrirá durante su vida entera.
El sabio comienza por hacer lo que quiere enseñar y después enseña.
Cuando alguien pone el dedo en la llaga, sólo los necios piensan que lo importante es el dedo.
La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
Es el hombre el que hace grande a la verdad, y no la verdad la que hace grande al hombre.
No me preocupa el no ser conocido. De lo que trato es de hacerme digno de ser conocido.
El noble no expresa nunca su parecer sobre las cosas que no comprende. Busca la máxima precisión en sus palabras; esto es lo más importante.
Si sirves a la Naturaleza, ella te servirá a ti.
Los defectos de un hombre se adecúan siempre a su tipo de mente. Observa sus defectos y conocerás sus virtudes.
Pensar, sin aprender, es cansador y peligroso. Aprender, sin pensar, es vano.
La seriedad es sólo la corteza del árbol de la sabiduría; sin embargo, sirve para preservar a ésta.
El hombre más noble a todo se acomoda, aunque no sea obsequioso. El hombre inferior es obsequioso, pero no se acomoda a los demás.
El noble promueve lo que tiene de hermoso el hombre, el vil lo que tiene de feo.
El gobernante sabio, es liberal sin ser pródigo, hace trabajar al pueblo. Quiere y no es ávido, es grande sin ser soberbio, es digno sin ser adusto.
Estar equivocado no significa nada, a menos que continúes recordándolo.
No hagas a otros aquello que no te gustaría que te hicieran a ti, ni te hagas a ti lo que no le harías a los demás.
Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí.
Los hombres se parecen mucho en esencia, pero en la práctica llegan a ser muy distintos.
Sed rígidos con vosotros mismos, pero condescendientes con los demás. De este modo os veréis libres de toda envidia y resentimiento.
Todavía no he visto un hombre que sea inflexible en sus principios.
Lo único que yo ambiciono y deseo es no caer en la necesidad de vanagloriarme por mis virtudes y por mi inteligencia, y no pregonar mis buenas acciones.
Si tenéis algún defecto, procurad corregirlo.
Quizás otros acierten de entrada; lo que es yo, no acierto sino después de diez tentativas. Quizás otros acierten después de diez tentativas; yo, después de mil.
El alma de una mujer es la obra maestra de la creación.
Enseñar a quien no está dispuesto a aprender es malgastar las palabras.
En la conversación con un superior hay que atender a tres cosas: hablar antes de que le inviten a ello es una indiscreción, no hablar cuando le preguntan es una falta de sinceridad, hablar sin atender a la disposición del humor del superior es una ceguera.
Estudiar equivale a pulir la piedra. A fuerza de cultivarla, se purifica el espíritu.
Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.
El hombre que mueve montañas empieza apartando piedrecitas.
El Maestro dice: El pródigo es arrogante y el avaro es mezquino. Es preferible la mezquindad a la arrogancia.
No todos los hombres pueden ser ilustres, pero pueden ser buenos.
Es posible lograr que el pueblo siga al hombre bueno, pero nunca se le podrá forzar a que le comprenda.
Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.