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La niña bonita, la que no lo sea, que a todas alcanza esta moraleja, mucho miedo, mucho, al lobo le tenga, que a veces es joven de buena presencia, de palabras dulces, de grandes promesas, tan pronto olvidadas como fueron hechas.
Charles Perrault
Levantose y huyó con la ligereza de una corza, seguida del príncipe, pero sin que pudiera alcanzarla, y en su fuga perdió una de las chinelas de cristal, que el hijo el rey recogió.
Para ganar voluntades, para abrirse corazones, más que trajes y tocados sirve un alma pura y noble.
La confusión del hijo del rey era mayor que la de la princesa, cosa que no ha de sorprender, pues ella había tenido tiempo de pensar en lo que le diría; pues se supone, aunque nada de ello indique historia, que la buena Hada le había procurado el placer de agradables sueños durante los cien años que estuvo dormida.
Cosa por demás sabida es que el esperar no agrada, pero el que más se apresura no es el que más trecho avanza, que para hacer ciertas cosas se requiere tiempo y calma.
La honradez, tarde o temprano alcanza su recompensa, y con frecuencia se logra cuando en ella no se piensa.
La Cenicienta volvió con la ratonera en la que había tres grandes ratas. La Hada escogió una entre las tres, dándole la preferencia por su barba; y habiéndola tocado con la varilla, se transformó en un fornido cochero con gruesos bigotes.
Las vecinas y los amigos no esperaron a que les llamasen para ir a casa de la recién casada, pues grandes eran sus deseos de verlo todo, que no se atrevieron a realizar estando el marido, porque su barba azul les espantaba.
¡Cuántos son los que con voces llenan los cielos y tierra y sin cesar de sus labios se desprenden duras quejas! ¡Cuán dichoso yo sería, van diciendo, si pudiera hacer esto o bien aquello! -¡Hazlo! La suerte contesta, y en vez de crecer su dicha, crecen a veces sus penas, que sólo es dichoso el hombre que con poco se contenta, a su suerte se acomoda y delirios no alimenta.
Con diamantes y dinero mucho se obtiene en verdad, pero con dulces palabras aún se obtiene mucho más.
A su entrada reinó un gran silencio, cesaron todos de bailar y pararon los violines, tanta fue la impresión producida por la extraordinaria belleza de la desconocida y tan grande el deseo de contemplarla. Sólo se oía el confuso murmullo producido por esta exclamación que salía de todos los labios. - ¡Qué hermosa es!
Subió la Cenicienta a la carroza y su madrina le recomendó con mucho empeño que saliese del baile antes de medianoche, advirtiéndola que si permanecía en él un momento más, la carroza volvería a convertirse en calabaza, los caballos en ratones, los lacayos en lagartos y sus hermosos vestidos tomarían la primitiva forma que tenían.
Los sufrimientos abaten, mas con voluntad de hierro también logran dominarse los más crueles sufrimientos; y si acaso en este mundo no encontramos el consuelo, seamos firmes en la lucha, nunca jamás desmayemos, que lo que niegue la tierra lo hallaremos en el cielo.
La miseria no os abata ni os amilanen las penas, que los días buenos vienen tras los días de tristeza.
Cuando había terminado su tarea iba a un rincón de la chimenea y se sentaba encima de la ceniza, lo que dio origen a que la aplicaran un feo mote; mas la menor, que no era tan mala como su hermana, la llamaba Cenicienta, a pesar de lo cual la pobrecita, con sus remendados vestidos, era cien veces más hermosa que sus hermanas a pesar de sus magníficos trajes.
A veces a rudas penas el hombre se halla sujeto, mas todas puede vencerlas si de ello hay firme deseo.
Puedes decir con certeza que lo amado es siempre bello, pues del amor el destello a todo infunde belleza; añade que la hermosura vale mucho, mas no tanto como el ingenio; el encanto más precioso y que más dura.
No sabía como encontrarla su alegría y agradecimiento y la aseguró que la amaba más que a si mismo. Mal hilvanadas salieron las palabras de los labios de ambos, pero a esto se debió que fueran más atractivas, pues poca elocuencia es señal de mucho amor.
Ya veis como el ingenio y la industria valen más que todas las herencias.
Mas ahora, aunque el marido devorado esté por celos y tenga la barba azul, o bien negro tenga el pelo, le domina la mujer con la dulzura y talento.