Imágenes
¡Ay, los vicios humanos! Son ellos los que contienen la prueba de nuestro amor por el infinito.
Charles Baudelaire
La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras: inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos, que una vez me acompañó al Louvre donde ella nunca había estado y empezó a sonrojarse y a taparse la cara.
A propósito del sueño, aventura siniestra de todas las noches, puede decirse que los hombres se duermen diariamente con una audacia que parecería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro.
El hombre de genio ha de obtener lo que necesita para no depender de nadie. Mas si obtenida esta tranquilidad pierde el tiempo en aumentar su fortuna, no es un hombre de genio, sino un miserable.
Lo irritante del amor estriba en que se trata de un crimen que requiere un cómplice.
Para no ser los esclavos martirizados del tiempo, embriagaos, ¡embriagaros sin cesar! con vino, poesía o virtud, a vuestra guisa.
No despreciéis la sensibilidad de nadie. La sensibilidad de cada cual es su genio.
¡Yo soy la herida y el cuchillo!
Solamente es igual a otro aquel que lo demuestra, y solamente es digno de libertad aquel que sabe conquistarla.
Hay que ser sublime sin interrupción. El dandy debe vivir y morir ante el espejo.
Una sucesión de pequeñas voluntades consigue un gran resultado.
El odio es un borracho en el fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida.
Hay perfumes frescos como carne de niño, dulces como los oboes, verdes como las praderas.
La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana.
El gusto de la concentranción productora debe reemplazar, en un hombre ya maduro, al gusto de la desperdigación.
Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida.
La risa es satánica, por lo tanto, es profundamente humana.
De este terrible paisaje, que jamás vieron ojos mortales, esta mañana la imagen vaga y lejana, todavía me maravilla.
Todo el universo visible es un vivero de imágenes y símbolos a los que la imaginación da un puesto y un valor relativos.
Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela.
Habría que añadir dos derechos a la lista de derechos del hombre: El derecho al desorden y el derecho a marcharse.
El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice.
La inspiración es trabajar todos los días.
En un acto social, cada uno disfruta de los demás.
¿Qué es el arte? Prostitución.
Para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse.
Todo hombre que no acepta las condiciones de la vida, vende su alma.
La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares, dejan a veces escapar confusas palabras.
El mejor remedio contra todos los males es el trabajo.
¡Paraíso perdido! Perdido por buscarte, yo, sin luz para siempre.
La más hermosa de las jugadas del Diablo es persuadirte de que no existe.
La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás.