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La única alegría en el mundo es comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante. Cuando falta esa sensación uno quisiera morir.
Cesare Pavese
La ofensa más atroz que se puede inferir al hombre es negarle que sufra.
No recordamos los días: recordamos los instantes.
Todo está en la infancia, hasta aquella fascinación que será porvenir y que sólo entonces se siente como una conmoción maravillosa.
Hasta sacrificarse o renunciar es un problema de astucia.
Si es cierto que nos acostumbramos al dolor, ¿cómo es que con el paso de los años sufrimos cada vez más?
Los suicidas son homicidas tímidos.
Todos los afectos más sagrados no son más que una perezosa costumbre.
Los problemas que agitan a una generación se extinguen para la generación sucesiva no porque hayan sido resueltos sino porque el interés general los deroga.
Es preciso observar bien esto: en nuestros tiempos el suicidio es un modo de desaparecer, se comete tímidamente, silenciosamente, chatamente. No es ya un hacer, es un padecer.
Pero la grande, la tremenda verdad es ésta: sufrir no sirve de nada.
Se llama nostalgia, y sirve para recordarnos que, por suerte, también somos frágiles.
Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos mayores lamentamos no tener a la mujer.
No hay cosa más amarga que la aurora de un día en el que nada ocurrirá.
Es fácil ser buenos cuando no estamos enamorados.
Todos los pecados tienen su origen en el complejo de inferioridad, que otras veces se llama ambición.
Su franco era el mío. Su voz era como abrazarla.
Escribir poesía es como hacer el amor: nunca se sabrá si la propia alegría es compartida.
No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.
Oh, amada esperanza, aquel día sabremos, también, que eres la vida y eres la nada.
Uno no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada.
Hay algo más triste que envejecer, y es seguir siendo niño.
Todo poeta se ha angustiado, se ha asombrado y ha gozado.
Sabemos utilizar la estrategia amorosa sólo cuando no estamos enamorados.