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Hay una diferencia vital entre la arquitectura y el arte: nosotros trabajamos para un cliente.
César Pelli
Cada edificio debe contribuir a hacer nueva la ciudad.
Belleza y placer son componentes básicos del arte, aunque muchos me consideren fuera de moda porque quieren expandir la idea del arte, buscando tocar las emociones de otras maneras. Pero yo prefiero definir como obras de arte sólo a aquellas que de algún modo me conmueven, que tocan mis fibras íntimas.
El futuro siempre se las arregla para ser diferente de lo que proyectamos. Hay que inventarlo todo, y eso es lo mejor que puede pasarnos.
La ciudad tradicional es una de las grandes invenciones de la humanidad, al generar la convivencia natural de quienes no están relacionados en modo alguno entre sí. Permite que la gente aprenda a vivir con quienes poseen, por ejemplo, visiones religiosas muy diferentes de las propias.
Hoy en día, muchas etiquetas vehementes que predominaron durante décadas han dejado de funcionar. Dudo mucho de que algún arquitecto se defina hoy como funcionalista y no creo tampoco en los ideales absolutistas, que tanto daño le han hecho al ser humano.
La arquitectura tiene una base que no puede estar desligada de la sociedad, los profesionistas de esta disciplina tenemos que responder a las necesidades del cliente, del terreno, a las leyes, y eso es lo que la hace fuerte.
-La arquitectura puede definirse como- Dar una respuesta apropiada y una interpretación artística adecuada a los problemas que se nos presentan en cada proyecto en particular.
En arquitectura, los valores cambian de acuerdo con el proyecto que se tenga entre manos. Si se trata de construir un museo de arte contemporáneo, pues sí, su aspecto artístico es importante, mientras que también debe contribuir al entorno en que fue construido. Pero siempre deben quedar claras las prioridades.