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Los recuerdos que pueden darnos alguna sorpresa viven agazapados en el cuarto de atrás, siempre salen de allí y sólo cuando quieren, no sirve hostigarlos.
Carmen Martín Gaite
Los cuentos bonitos siempre hacen perder la noción del tiempo y, gracias a ellos, nos salvamos del agobio de lo práctico.
No existe el amor de novela rosa.
A veces pienso -reflexioné en voz alta- que se miente por incapacidad de pedir a gritos que los demás te acepten como eres.
Absolutamente desnudo, como el alma de una cárcel.
La carta, dentro del tono intencionadamente poético y confuso, era casi una declaración de amor.
La gente que viaja en el metro de Nueva York lleva siempre los ojos puestos en el vacío, como si fueran pájaros disecados.
La soledad se admira y desea cuando no se sufre, pero la necesidad humana de compartir cosas es evidente.
He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida que en nombre de ganardinero para vivir, se lo toman tan en serio que se olvidan de vivir.
Siempre hay uno que sufre y otro que hace sufrir.
Toda la vida es una conversación que dura bien poco, lo que dura el tiempo de un hombre.
No te escudes en la edad, que es así como se envejece.
Le dijo de manera inesperada: no me dejes solo mucho tiempo.
Quien dice El tiempo es oro lo convierte en calderilla.
Las cosas más insensatas parecen adquirir sentido al repasarlas.
Me lo imagino también como una especie de recinto secreto lleno de trastos borrosos, separado de las antesalas más limpias y ordenadas de la mente por una cortina que sólo se descorre de vez en cuando; los recuerdos que pueden darnos alguna sorpresa viven agazapados en el cuarto de atrás, siempre salen de allí y sólo cuando quieren, no sirve hostigarlos.
La literatura puede ser eterna como tal, pero no los sentimientos que la hicieron nacer.
La chica rara, cuyo reinado inauguró la heroína de Carmen Laforet, no sólo rechazaba la retórica idealización de sus labores predicada por la Sección Femenina, sino que empezaba a convivir con una idea inquietante, difícil de encajar y de la que cada cual se defendía como podía: la de que no existe el amor de novela rosa.
Las letras y los dibujos eran hermanos de padre y madre: el padre el lápiz afilado y la madre la imaginación.
Yo no comprendo cómo dice la gente que se aburre. A mí nunca me da tiempo para todo lo que quisiera hacer.
Lo sé. Me complico la vida, me hago preguntas y me meto en líos. Digo lo que pienso y lo que siento; no tengo miedo de lo que piensen de mí. Y estoy contenta, a pesar de todo, siendo como soy.
Reírse con otro es el mayor síntoma de amor.
A veces en lo oscuro, en lo complicado, se toca la verdad.
Para mí la única fortuna es la de saber vivir, la de ser libre. Y el dinero no libera.
Yo pensaba que también podía ser heroico escaparse por gusto, sin más, por amor a la libertad y a la alegría, - no a la alegría impuesta oficial y mesurada, sino a la carcajada y a la canción que brotan de una fuente cuyas aguas nadie canaliza.
De esperar se trataba, pintaba esperanza. Y aprendimos a esperar, sin pensar que la espera pudiera ser tan larga. Esperábamos dentro de las casas, al calor del brasero, en nuestros cuartos de atrás, entre juguetes baratos y libros de texto...
Ninguna conversación se completa.
Hay amores de novela y amores para casarse.
Nada podrá descubrir quien pretenda negar lo inexplicable. La realidad es un pozo de enigmas.
Cuando suceden las cosas sólo puedes vivirlas; si son alegres, procurando abrir los poros para que entren lo más posible; las tristes, sacando la cabeza para que ese trocito de ahí arriba no se te ahogue.
Si llevas a una mujer a bailar y te pasas la noche hablándole de que la tarta de fresa te sale peor que la de chocolate, supongo que te dirá que se va al tocador a pintarse los labios, y no la volverás a ver. ¡Yo haría lo mismo!
Pocas novelas o películas se atrevían a ir más allá y a decirnos en qué se convertía aquel amor después de que los novios se juraban ante el altar amor eterno, y eso, la verdad, me daba mala espina.
... la ausencia hay que dejarla doler lo que ella pida y transformarla en bien, ahora lo sé, no se trata de sustituirla atolondradamente por otras presencias sino de vivirla y dejar que destile conocimiento y bien, a palo seco, lo que tú hiciste, rechazar los sucedáneos.
Mire usted alrededor, lea los periódicos. Piense en todos los crímenes y guerras y mentiras que acarrea el dinero. Libertad y dinero son conceptos opuestos. Como lo son también libertad y miedo.
Los sueños sólo se pueden cultivar a oscuras y en secreto.
- ¿Por qué miras a ese señor? - Porque va hablando solo. - Déjalo. ¿No ves que no le mira nadie? - Claro, pobrecillo, por eso le miro yo.
Mientras dure la vida, que no pare el cuento.
Parches de consumo para paliar la pobreza de unas relaciones por frotación, nunca por ósmosis.
La libertad es para soñarla.
Claro que hay otra forma de espantar el miedo. Consiste en pensar: A mí esto que me asusta no me va ni me viene, algo así como ver lejos lo que le está dando a uno miedo, para que se desdibuje.