Imágenes
Cedazo que filtras mis sentimientos, que sólo dejas pasar besos y deseos, grano que germinas en mi corazón: loca maravilla, bastan tus cejas para agitar mi aliento.
Carmen Boullosa
En la literatura hay una reflexión incluso cuando no se piensa que todo en la vida vale la pena, de que nada es transitorio, de que todo está aquí porque en sí tiene un sentido de eternidad.
Ya nada me distingue del mundo porque nada detengo. Pero (sopla lento el viento) cada partícula de polvo, cada gota de agua que viene en el viento, un instante antes de entrar en mí se detiene. Nada me distingue del mundo, es cierto, pero nada me traspasa. Todo, justo un instante antes de perforarme, me señala, me sostiene, me demarca.
No hay tiempo, no hay premura alguna, eres cuanto espacio es posible: no hay distancia.
En ti el aire se hace noble, costa de arena fina la piel, la carne el mar extenso y el amor más dulce, la más armónica marea.
Agua en que mil formas me encuentras siempre más libre que la luz del sol.
Para ella felicidad y vida son una y la misma cosa. Y éstos son sus poemas. Por supuesto, los poemas de una salvaja no son piedras preciosas. Sus poemas son sencillamente piedras que ruedan por el fondo de un río de cauce siempre cambiante, son el murmullo de esas piedras trashumantes por su vereda de agua.
Tu mirada, tus oscuros ojos vuelcan tu amor intacto sobre esta cama.
Me motiva todo, soy escritora de hueso colorado, he sido escritora toda mi vida, motivaciones no me faltan; y las motivaciones de hecho no vienen de la historia, van de un libro a otro; son obsesiones que van creciendo con mi trabajo, pero son obsesiones también que me van siendo regaladas por lo que ocurre alrededor de mí.