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Las casualidades son las cicatrices del destino. No hay casualidades, somos títeres de nuestra inconsciencia.
Carlos Ruiz Zafón
Y a falta de palabras, me mordí la voz.
Estamos dispuestos a creer cualquier cosa menos la verdad.
No hace falta que lo admita si eso pone en peligro su sentimiento de masculinidad. Ya sé que ustedes los hombres creen que el tamaño de su tozudez se corresponde con el de sus vergüenzas.
Un despojo de una guerra que, como casi todas las guerras, se peleaba en nombre de Dios y de la patria para hacer más poderosos a hombres que ya lo eran demasiado antes de provocarla.
Para llegar a cualquier cosa que te propongas hace falta primero la ambición y luego el talento, el conocimiento y, finalmente, la oportunidad.
Las gentes con el alma pequeña siempre tratan de empequeñecer a los demás.
Ya tiene la vida suficientes verdugos para que uno vaya haciendo doblete y ejerciendo de Torquemada con uno mismo.
El destino no hace visitas a domicilio, que hay que ir a por él.
En esta vida se perdona todo menos decir la verdad.
No se puede entender nada de la vida hasta que uno no entiende la muerte.
La vida suele brindarnos aquello que no buscamos en ella.
Nada mejor que leer acerca de los problemas de los demás para olvidar los propios.
El tiempo lo cura todo, pensé, menos la verdad.
La táctica es el conjunto de pequeños pasos que das para llegar a algún sitio. La estrategia son los pasos que das cuando ya no hay ningún lugar al que ir.
Hay decepciones que honran a quien las inspira.
En esta vida, lo único que sienta cátedra es el prejuicio.
No valía la pena perder el tiempo en intentar cambiar el mundo; bastaba con evitar que el mundo lo cambiase a uno.
El tiempo me ha enseñado a no perder las esperanzas, pero a no confiar demasiado en ellas, son crueles y vanidosas, sin conciencia.
El dinero no compra la felicidad, pero si todo lo demás.
Las derrotas en silencio saben mejor.
Un hombre que podía mear de pie y sin ayuda era un hombre en condiciones de afrontar sus responsabilidades.
Genio y figura: No hay genio sin figura; ésa es la triste realidad de estos tiempos faranduleros.
Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte. Tenía diecisiete años y la vida en los labios.
Los recuerdos son peores que las balas.
Madurar no es más que el proceso de descubrir que todo aquello que creías cuando eras joven es falso y que, a su vez, todo cuanto rechazabas creer en tu juventud resulta ser cierto.
Había permanecido en la sombra, esperando, sin prisa, a que alguna fuerza lo trajese de nuevo al mundo de los vivos. Y nada tiene tanta fuerza como una promesa...
Contemplando un futuro tan amplio y luminoso como aquella avenida, y por un instante pensé que no había más fantasmas allí que los de la ausencia y la pérdida, y que aquella luz que me sonreía era de prestado y sólo valía mientras pudiera sostener con la mirada, segundo a segundo.
A veces, contar la verdad no es una buena idea.
Querido Daniel, cuanto antes usted se de cuenta de esto, mejor: Nada en esta cochina vida vale dos duros si no tienes alguien con quien compartirlo.
A nadie se le puede convencer de verdad de lo que no necesita creer.
Conserva tus sueños, nunca sabes cuándo te harán falta.
Si la gente pensara una cuarta parte de lo que habla, este mundo sería un paraíso.
Si alguna vez me pierdo, que me busquen en una estación de tren.
La verdad no se encuentra, hijo. Ella lo encuentra a uno.
Un secreto vale lo que aquellos de quienes tenemos que guardarlo.
Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él.
Como quien escapa a través de las páginas de una novela, porque aquellos a quienes necesitamos amar son sólo sombras que viven en el alma de un extraño.
Debíamos aprender todavía que el Diablo creó la juventud para que cometiésemos nuestros errores y que Dios instauró la madurez y la vejez para que pudiéramos pagar por ellos.
El tiempo hace con el cuerpo lo que la estupidez hace con el alma.