Imágenes
Todo en la novela es del autor y es el autor.
Carlos Castilla del Pino
La historia no es drama, porque el drama es personal, de cada uno.
La envidia es una conducta que deviene una forma de vida, la del envidioso.
El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía.
La envidia requiere un contexto en el que los dos actores de la interacción ocupan posiciones asimétricas.
Los sentimientos son los instrumentos de que dispone el sujeto para estar interesado en los objetos que le rodean. Sin los sentimientos seríamos prácticamente muebles.
La democracia exige ser más inteligente.
En última instancia, la mejor biografía de un autor es su obra, no el conjunto de las acciones, en el fondo análogas a las de cualquier otro (comer, dormir, amar, acudir a una u otra tertulia, ir a la oficina o donde sea), que a diario se ve obligado a realizar.
Cuando la fantasía se concreta en una obra de arte literario, este resultado (una novela, un poema) remite directamente al creador, cualesquiera sean las mediaciones instrumentales de que se valga.
Cada loco tiene su tema, es decir, cada loco yerra respecto de un tema (o de varios temas, pero no de todos los temas), y sobre los temas restantes acierta o yerra como cualquier cuerdo.
Toda obra es predicado del autor. Lo es un simple acto de conducta, lo es toda nuestra vida, como discurso de conducta, como texto que se despliega en actuaciones ramificadas, dispares, en sus últimas derivaciones, las unas de las otras.
No hay ningún acto que se califique correctamente de loco que no sea un acto errado, es decir, un error. Pero no todos los errores que se cometen son actos locos. Luego el acto loco es un tipo de error.