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Une al esfuerzo la inteligencia, trabajarás menos y harás más.
Carlos Bernardo González Pecotche
Para triunfar es necesario vencer, para vencer es necesario luchar, para luchar es necesario estar preparado, para estar preparado es necesario proveerse de una gran entereza de ánimo y una paciencia a toda prueba.
La Logosofía cuenta con dos fuerzas poderosas que, al unirse y hermanarse, llevan al hombre a cumplir los dos fines de su existencia: evolucionar hacia la perfección y constituirse en un verdadero servidor de la humanidad. Una de esas fuerzas es el conocimiento que brinda a la mente humana; la otra, el afecto que enseña a realizar en los corazones.
... la mente que piensa conserva la integridad del ser, al que es muy difícil arrastrar hacia donde van los que no piensan.
Las cosas que se hacen en la vida y que toman un envase mucho mayor que el cuerpo físico permanecen aunque este último no exista;..
La vida es un espejo donde se refleja lo que el ser piensa y hace, o lo que los pensamientos propios o ajenos le llevan a hacer.
Poner orden en los pensamientos, en la vida, en todo lo que depende de nosotros y nos pertenece debe ser imperativo de conciencia.
El hombre fue creado con una individualidad propia y dotado de todos los atributos indispensables para evolucionar por sí mismo hacia un fin superior.
Voluntad es la fuerza psíquica que mueve las energías humanas y pone en función las determinaciones de la inteligencia para bien, defensa y superación del individuo.
Lograr que las generaciones futuras sean más felices que la nuestra, será el premio más grande a que pueda aspirarse. No habrá valor comparable al cumplimiento de esa gran misión, que consiste en preparar para la humanidad futura un mundo mejor.
Todo lo que permanezca ajeno al hombre es como si no existiera para él, mas no por ello deja de existir para los demás.
El hombre, para llegar a ser verdaderamente dueño de sí mismo, debe tener pleno dominio sobre sus pensamientos; entonces, también lo tendrá sobre su voluntad.
El saber acrece la voluntad y hace que todo se consubstancie en la acción.
La alegría del triunfo jamás podrá ser experimentada si no existiera la lucha que es la que determina la oportunidad de vencer.
Muchas veces son los hechos los que hablan, y por ellos se interpreta a las personas mejor que por sus propias palabras.
Los valores que en verdad se poseen no es menester exhibirlos: se evidencian solos.
La tarea de perfeccionamiento debe abarcar la existencia íntegra, ya que es obra eterna y la más preciosa que el hombre puede ejecutar.
El hombre será lo que quiere ser, si une a su saber y a sus fuerzas el conocimiento de la propia herencia.
El conocimiento amplía la vida. Conocer es vivir una realidad que la ignorancia impide disfrutar.
Hoy, más que nunca, la humanidad necesita de hombres conscientes, de hombres que piensen y sepan pensar bien, pues, siendo así, podrán éstos enseñar a otros a hacer lo mismo, y, de ese modo, volverá algún día a encontrar la humanidad la paz y la felicidad que perdió.
El empeño inteligente es, en toda actuación, factor de triunfo.
En las entrañas de América se gesta el futuro de la humanidad.
Todo proceso de mejoramiento social habrá de fracasar inevitablemente si antes no se encara el problema del individuo.
Conforme sea el pensamiento que el ser tenga en su mente en el instante en que actúa, así será la conducta que observe.
El afecto es el gran poder que persuade, que atenúa los resentimientos y perdona; es el que atempera los golpes de la adversidad y el que elimina los efectos perniciosos de todas las discordias.
La constancia en el empeño es la fuerza que barre las dificultades y cuanto se opone a la voluntad.
No debe dejarse un solo instante de abogar por la unión y el mejor entendimiento de los hombres, a fin de que las diferencias se subsanen y prime siempre sobre las conciencias el espíritu de concordia y de razón, tan indispensable para la paz humana.
No existe arte más grande ni más benéfico para el alma humana que el de cincelar la propia escultura.
En pequeñas cosas, hechos, circunstancias, aparece con frecuencia la explicación de otras mucho más grandes, que, sin haberlas visto en pequeño, no podrían tener explicación.
Todo tiempo libre dedícalo a aprender lo que no sabes, y hazlo pronto, como si lo necesitaras en un futuro inmediato.
El bien que hagamos al semejante debe ser espontáneo, nunca obligado; ni siquiera por las circunstancias.
Toda enseñanza moral no avalada con el ejemplo de quien la dicta obra en el alma del que la recibe en sentido contrario.