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Aunque era cierto que la gente cambiaba de la infancia a la edad adulta, existía, pese a todo, un núcleo invariable.
Camilla Läckberg
Aquello que pertenece a un pasado remoto se desliza de pronto hacia el presente y cobra un protagonismo cada vez mayor.
Esa seguridad incuestionable que parecía tener en su derecho a ocupar en el mundo un lugar prominente, consecuencia de no haber tenido que prescindir en su vida de ningún tipo de ventajas.
Llevo tanto tiempo amando a Lucas que ese amor se ha convertido en una parte de mí, en una parte de lo que soy, y por más que lo intento, no consigo deshacerme de ella.
El ser humano es un animal de manada y necesitamos a la manada a nuestro alrededor, necesitamos tenerla cerca, necesitamos el calor y el tacto de otros seres humanos.
Nunca había comprendido la relación de los hombres con las parrillas. Ellos, que en condiciones normales no dudaban en afirmar que no tenían ni idea de cómo freír un filete en la sartén, se consideraban verdaderos virtuosos a la hora de conseguir que la carne quedase en su punto sobre una parrilla al aire libre.
Existía una especie de justicia bíblica de la que no podía defenderse. Ojo por ojo, diente por diente.
Y él, por su parte, le confesó la ira y la sensación de fracaso después de la separación y la frustración de encontrarse de nuevo en el punto de partida, justo cuando empezaba a sentirse preparado para tener hijos. Cuando empezaba a creer que él y su esposa envejecerían juntos.
Cuando corría, sentía la vida dentro de sí. No se le ocurría otra forma mejor de explicarlo.
Nunca la habían acariciado con tanto amor, un amor que la hacía desear su tacto. No el tacto odioso y doloroso que venía después, sino el tacto dulce que lo precedía.
Era la seguridad que reinaba en su relación, y era maravilloso poderconfiar en lo que eso significaba.
Había mujeres tan fuertes que nada podía quebrarlas. Vencerlas sí, pero quebrarlas, nunca.
No importa cómo ocurrió. Ocurrió, sencillamente. Y lo único que podemos tratar de hacer es cambiar las cosas, sobrevivir. No mirar atrás. No regodearnos en el arrepentimiento o en las especulaciones de cómo habrían podido ser las cosas.
Odio... es una palabra demasiado fuerte que no debe usarse a la ligera. Sí, puede que mi padre no abrigase un sentimiento de excesivo cariño por Johannes, pero, si hubiesen tenido tiempo, estoy seguro de que Dios habría intervenido. Los hermanos no deben estar enfrentados.
Los autores hablaban de las hormonas de la felicidad y de cómo una flotaba sobre una nube rosa al tener a su hijo en los brazos y, por supuesto, sentía un amor absolutamente subversivo por aquella pequeña criatura nada más verla.