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La duda es la principal herramienta del diablo.
Camilla Läckberg
Las informaciones anónimas no suelen ser muy fructíferas.
Por lo general, aquellas cavilaciones no lo llevaban más que a encogerse de hombros y a desecharlas como algo carente de importancia, pero en los períodos de depresión profunda que a veces sufría, podía sentir todo el peso de su limitación y desesperar al saberse tan distinto del resto de la gente.
Así es la naturaleza del ser humano, no mira las consecuencias de sus acciones, no aprende de la historia.
Ella veía la ira acumulada, pero estaba convencida de que existía igual cantidad de amor si ella hubiera tenido la capacidad de activarlo...
Con los años, el corazón se volvía menos elástico. Uno se implicaba más en las relaciones y las secuelas afectaban cada vez más a la autoestima.
¿Cuánto puede aguantar una persona antes de romperse del todo?
Ahora ya desaparecía de verdad. Gentes extrañas la tocarían y trastearían en su cuerpo. Ninguno de ellos sería capaz de ver su belleza como él lo hacía. Para ellos sólo sería un trozo de carne. Un número en un documento, sin vida, sin fuego.
De repente, volvió a abrir los ojos. Algo hizo que la bicicleta se detuviese en seco y lo último que recordaba era la tierra que se le venía encima a toda velocidad.
Las madres, ya se sabe. Su trabajo consiste en creer sólo bondades de sus hijos.
¿Debía elegir su precioso tanga de encaje, por si se presentaba la remota ocasión de que ella y Patrik acabasen en la cama?
Es más fácil enfrentarse al dolor de la certidumbre que al de la espera de lo desconocido.
Yo no creo en la venganza. Yo creo que lo único en lo que debemos concentrarnos es en llevar a cabo aquello con lo que podamos cambiar el presente.
Su ingenuidad y su bondad parecían convertirlo en un imán irresistible para mujeres que devoraban hombres para desayunar y después escupían los restos.
Delegar. En eso consistía ser un buen líder.
La amistad se demostraba en los malos momentos y ella no quería pertenecer al tipo de personas que, por exceso de celo y quizá también de cobardía, se apartaban de los amigos cuando estaban en dificultades.
El tiempo jamás había sido importante cuando él estaba a su lado. Años, días o semanas, todo se confundía en una mezcolanza en la que sólo importaba aquello: la palma de ella contra la suya. Por eso había sido tan dolorosa la traición. Ella había hecho que el tiempo recobrase su importancia. Y por eso la sangre jamás volvería a correr cálida por sus venas.
Le daría las gracias por sus desvelos, por las reprimendas, por el destello de inquietud que veía en su mirada cuando temía que estuviese cometiendo un error. Le daría las gracias por todo lo que para ella fueron entonces ataduras y limitaciones.
Era evidente que se sentían atraídos el uno por el otro, de eso no cabía duda, y el ser humano no ha sido creado para vivir solo.
Le resultaba extraño defender al mismo hermano al que, por lo general, no dejaba de criticar, pero la sangre es más espesa que el agua.
Existe una diferencia asquerosamente abismal entre ser el que ayuda y ser el que carga con la responsabilidad última.
La mayor parte de los criminales suelen encontrarse en el círculo familiar más próximo.
Pero la mejor mentira era aquella que contenía cierta dosis de verdad.
Hemos olvidado lo importante que es que nos toquen, pero lo necesitamos para sobrevivir.
Por primera vez, dudaba de que la bondad humana superase verdaderamente a la maldad.
El problema es que, si no dejas que nadie pase al otro lado del muro por miedo a que resulte un enemigo, también terminas por dejar fuera a los amigos.
Quien no ama, tampoco se arriesga a perder.
Sin la ayuda de objetos que podamos ver o tocar, olvidamos fácilmente aquello que no queremos recordar.
Tarde o temprano, el tiempo y el pasado nos alcanzan. De nada servía esconderse.
Y solo eso hizo sonar la alarma. Porque uno siempre desvela algún detalle sobre su persona en las conversaciones, siempre ofrece información fragmentaria sobre su pasado y sobre cómo se ha convertido en la persona que es.
Apoyó la mejilla contra el borde de la bañera y sintió cómo el frío le mordía la piel. Era tan hermosa. Allí, flotando en la superficie del hielo. Los lazos que los unían aún seguían vivos. Nada había cambiado. Nada era diferente. Dos de la misma naturaleza.
Su única certeza era que necesitaba un objetivo en aquella existencia que había perdido toda su razón de ser.
¿O, por el contrario, sería más acertado ponerse esas bragas enormes y horrendas con sujeción para la tripa y el trasero, que incrementarían considerablemente las posibilidades de que Patrik y ella acabasen en la cama?
Procura no envejecer. Cada año que pasa, más grata se me hace la idea del precipicio. Lo único que me cabe esperar es que me vuelva tan senil que me sienta otra vez como a los veinte años. No me habría importado volver a vivirlos.
Patrik era consciente de que se estaba comportando de un modo sentimental y patético, pero a aquella hora del medio día empezaba a comprender el alcance de la responsabilidad que había asumido al nacer su hija y el alcance del amor y del miedo que implicaba.
Dinero, fama y más subvenciones y elogios de los superiores: formas absurdas de medir el éxito.
Por algún misterio de la naturaleza, los sentimientos, la imaginación, los sueños y los cuentos no tenían cabida en su cerebro; en cambio, dominaba lo lógico, lo fácilmente predecible de los unos y los ceros, los pequeños impulsos eléctricos del ordenador que se hacían visibles en la pantalla.
arrepentimiento es expresión de humanidad. Sin arrepentimiento... ¿qué somos?
Demasiado tiempo para pensar. Demasiado tiempo para sentir cómo el dolor retorcía cada uno de sus nervios. Tiempo para pensar en todo lo que había perdido... lo que iba a perder.
No había que subestimar a las mujeres.