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¿Con que estoy comparando este universo cuando lo llamo injusto?
C. S. Lewis
La tarea del educador moderno no es podar las selvas, sino regar los desiertos.
Dios no puede ser producto de mi imaginación, porque, para nada, Él es lo que yo pude imaginar de Él.
Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo... La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego.
Todo lo que no es eterno está eternamente pasado de moda.
Todavía hay esperanza, cuando nos enfrentamos sin prejuicios a un problema sin solucionar. Sin embargo, no hay esperanza si actuamos como si el problema no existiese.
Si buscas la verdad, podrás encontrar confort al final; si buscas confort, no encontrarás ni verdad ni confort.
Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido.
Si nada es evidente de por sí, nada es comprobable, y si nada es obligatorio por sí mismo, nada es obligatorio en absoluto.
La mejor defensa contra la mala literatura es una experiencia plena de la buena; así como para protegerse de los bribones es mucho más eficaz intimar realmente con personas honestas que desconfiar por principio de todo el mundo.
Los cristianos que más hicieron por el mundo presente fueron precisamente aquellos que pensaron más en el venidero. Fue a partir de que los cristianos comenzaron a pensar menos en el otro mundo que se hicieron más ineficaces en éste. Apunta al cielo y también le darás a la tierra; apunta a la tierra y no le darás a ninguno.
La mente humana es incapaz de inventar nuevos valores, ni siquiera un nuevo color primario.
La amistad no es necesaria, como la filosofía, como el arte... No tiene valor de supervivencia; más bien es una de esas cosas que dan valor a la supervivencia.
Si no estudias teología, esto no querrá decir que no tengas ideas acerca de Dios, sino que tendrás muchas equivocadas.
Cuando hayas alcanzado tu propia habitación, sé amable con los que han escogido puertas distintas y con aquéllos que aún están en el pasillo. Si están equivocados, necesitan tus oraciones; y si son tus enemigos, estás bajo órdenes para rezar por ellos. Es una de las normas comunes a toda la casa.
Dios mirará a cada alma como su primer amor porque Él es su primer amor.
Hemos preparado a los hombres para pensar en el futuro como una tierra prometida que alcanzan los héroes, no como lo que cualquiera alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga.
No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos.
La experiencia es un maestro feroz, pero está claro que te hace aprender.
Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno. Sólo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar.
No consideraremos milagrosa ninguna experiencia que podamos tener, sea la que sea, si de antemano mantenemos una filosofía que excluye lo sobrenatural.
El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.
Ver a través de todo es lo mismo que no ver.
Algunos políticos sostienen que la única manera de hacer seguro a un revolucionario es darle un escaño en el parlamento.
Tú averiguarás más de Dios por la ley moral del universo en general.
Creo en el Cristianismo así como creo que el sol ha salido. No sólo porque lo veo, sino porque gracias a que lo veo puedo ver todo lo demás.
Cualquier necio puede escribir en lenguaje erudito. La verdadera prueba es el lenguaje corriente.
Mi argumento contra Dios era que el universo parecia tan cruel e injusto.
Al afecto se debe el noventa por ciento de toda felicidad sólida y duradera.
Nos reímos del honor y luego nos sorprendemos de encontrar traidores entre nosotros.
Si los rebeldes pudieran triunfar descubrirían que se habían destruido a sí mismos.
Ya habíamos pensado, dicho, sentido y imaginado suficiente. Era el momento de que se hiciera algo.