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El pueblo judío y el gobierno de Israel tienen el derecho, el deber y la capacidad para prevenir otra aniquilación del pueblo judío.
Benjamín Netanyahu
En una democracia amenazada por el terrorismo todos los ciudadanos deben considerarse, en cierto sentido, como soldados en una batalla común. No deben presionar a su gobierno para que capitule o se rinda ante el terrorismo.
Si ellos dan, recibirán. Si no dan, no recibirán.
El terrorismo no resulta automáticamente de nada. Es una selección, una selección maligna.
Si queremos en realidad ganar la guerra contra el terrorismo, la gente debe estar preparada para aguantar el sacrificio y aún, si ocurriera la pérdida de una persona amada, dolor inconmensurable.
Asesinar, incapacitar y amenazar a los inocentes deliberada y sistemáticamente para inspirar temor con fines políticos.
La raíz y causa del terrorismo no está en los agravios, sino en una disposición que conduce a violencia desenfrenada. El origen de esto se puede hallar en un punto de vista mundial que asegura que ciertas metas ideológicas y religiosas justifican, y en realidad exigen, el que uno se desprenda de toda inhibición moral.