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... el alma, por ser una idea de este cuerpo, está tan unida con él que ella y este cuerpo así constituido forman juntos un todo.
Baruch Spinoza
... el único objetivo de la Escritura era enseñar la obediencia.
Pues lo más frecuente en la vida, lo que los hombres, según puede inferirse de sus acciones, consideran como el bien supremo, se reduce, en efecto, a estas tres cosas: riqueza, honor y placersensual.
Así pues, que sólo Dios es la única causa libre resulta claro, no sólo por lo que ahora se ha dicho, sino también porque fuera de él no existe ninguna causa externa, que lo coaccione o fuerce. Todo esto no tiene lugar en las cosas creadas.
Ya será, pues, el momento de que examinemos las cosas que ellos atribuyen a Dios y que, sin embargo, no le pertenecen, como es omnisciente, misericordioso, sabio, etc.
Las ideas no son unas pinturas mudas sobre una pizarra; una idea, en tanto que es idea, incluye una afirmación o una negación.
Que un entendimiento finito no puede entender nada por sí mismo, a menos que sea determinado por algo exterior.
La experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su lengua.
EspírituSanto; y, en realidad, éste no es otra cosa que la tranquilidad de ánimo que surge en la mente por las buenas acciones.
... las cosas indemostrables, que constituyen la máxima parte de la Escritura,...
Ahora bien, que el hombre tenga la idea de Dios está claro, puesto que él entiende sus atributos y estos atributos, no pueden ser producidos por él, ya que es imperfecto.
Sólo es libre aquel que vive con sinceridad bajo la sola guía de la razón.
Es necesario conceder a los hombres la libertad de juicio y gobernarlos de tal suerte que, aunque piensen abiertamente cosas distintintas y opuestas, vivan en paz.
..., si hubiera hecho antes las cosas de forma distinta de como ahora son, debería seguirse que fue imperfecto en algún momento, lo cual, por tanto, es falso.
Porque está fuera de toda duda que Dios lo puede realizar todo tan perfectamente como está comprendido en su idea.
La fe sin obras está muerta.
El mismo Salomón, en cuya época los asuntos judíos estaban en su máximo esplendor, alberga la sospecha de que todo sucede por casualidad...
... los antiguos tuvieron por milagro lo que no podían explicar...
Dado, pues, que la ley no es nada más que la forma de vida que los hombres se imponen a sí mismos o a otros por algún fin, parece que hay que distinguir ley humana y ley divina.
..., a saber, que la naturaleza o Dios es un ser del que se predican infinitos atributos y que contiene en sí todas las esencias de las cosas creadas, es necesario que de todo eso surja en el pensamiento una idea infinita, que contenga en sí objetivamente toda la naturaleza, tal como es realmente en sí.
Peca un pueblo cuando hace o permite que se hagan cosas que pueden redundar en su ruina.
Dios es la causa inmanente y no transeúnte, de todas las cosas.
Súbdito, finalmente, es aquel que hace, por mandato de la autoridad suprema, lo que es útil a la comunidad, y, por tanto, también a él.
Porque todos, tanto los que gobiernan como los gobernados, son hombres que rehúsan el trabajo y propenden al placer.
Concluimos, pues. que el pacto no puede tener fuerza alguna, sino en razón de la utilidad, y que, suprimida ésta, se suprime ipso facto el pacto y queda sin valor.
Bien y mal o pecado no son otra cosa que entes de razón y.
... democracia: ésta se define, pues, como la asociación general de los hombres, que posee colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede.
Toda la certeza de los profetas estriba en estas tres cosas; en una imaginación viva y precisa; en un signo, y, final y principalmente, en un ánimo inclinado a lo justo y a lo bueno.
Todo cuanto hacemos debe tender al progreso y al perfeccionamiento.
El segundo atributo, que nosotros llamamos propio, es la providencia. Para nosotros no es otra cosa que el conato, que encontramos en la naturaleza total y en las cosas particulares, y que tiende a mantener y conservar su propio ser.
Ahora bien, la experiencia muestra más que sobradamente que los hombres se equivocan muchísimo acerca de la religión y que parecen rivalizar en fabricar ficciones según el ingenio de cada uno.
Fuera de la mente, no existe nada que sea sagrado o profano o impuro en sentido absoluto, sino sólo en relación a ella.
..., el odio surge tambén del simple testimonio, como lo vemos en los turcos contra judíos y cristianos, en los judíos contra turcos y cristianos, en los cristianos contra judíos y turcos, etc. ¡Cuán ignorante es, en efecto, la gran masa de todos éstos acerca de la religión y las costumbres de los otros!
Que las cosas cognoscibles son infinitas.
La esencia de la cosa no toma nada por su unión con otra, con la que forma un todo, sino que, por el contrario, la primera permanece invariable.
Los hombres se engañan al creerse libres; y el motivo de esta opinión es que tienen conciencia de sus acciones, pero ignoran las causas por que son determinadas; por tanto, lo que constituye su idea de libertad, es que no conocen causa alguna de sus acciones.
Además, cuando nosotros concluimos que Dios no ha podido dejar de hacer aquello que ha hecho, lo deducimos de su perfección, porque en Dios sería una imperfección el poder omitir lo que hace.
... creyeron que su reinado era el reino de Dios y que sólo ellos eran hijos de Dios, mientras que las otras naciones eran enemigos de Dios, hacia las que sentían el odio más violento...
Porque yo veo claramente que sólo hay un Uno, el cual existe por sí mismo y es el sujeto de todos los demás atributos.
La naturaleza humana está hecha de tal suerte que cualquiera (sea rey o súbdito) que haya obrado mal procura rodear su acción de tales circunstancias que parezca que no ha cometido nada injusto ni indecoroso.