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Son realmente Anticristos aquellos que persiguen a los hombres de bien y amantes de la justicia, simplemente por que disienten de ellos y no defienden los mismos dogmas de fe que ellos.
Baruch Spinoza
Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida.
No cabe duda, pues, de que los judíos, desde la disolución de su Estado, ya no están más obligados por la ley de Moisés que lo estaban antes del comienzo de su sociedad y de su Estado.
... dado que la extensión es divisible, el ser perfecto constaría de partes, cosa que no puede en absoluto convenir a Dios, puesto que es un ser simple. Además, si la extensión es dividida, también es pasiva, lo cual tampoco puede jamás tener lugar en Dios, el cual es impasible y no puede recibir nada en otro, ya que es la primera causa eficiente de todo.
No se puede afirmar con derecho que existe desorden en la naturaleza, porque no hay nadie que conozca todas las causas de la naturaleza para poderjuzgar de ello.
Cuando los hombres, atizados por la superstición, comienzan a disputar, y ambos bandos cuentan con el apoyo de los magistrados, es imposible que se apacigüen, sino que es inevitable que se dividan en sectas.
No existe en el almaduda debida a la cosa misma de que se duda.
Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza.
La religión siempre se adaptó a la utilidad del Estado.
Además, dado que también hemos probado que fuera de la naturaleza, que es infinita, no existe ni puede existir ningún otro ser.
La paz es no la ausencia de la guerra, Es una virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia, la confianza, la justicia.
... el odio a las otras naciones, era fomentada y alimentada mediante el culto diario,...
Ahora bien, el Estado no puede subsistir más que con leyes que obliguen a todo el mundo; pues, si todos los miembros de una sociedad quieren eximirse de las leyes, disolverán ipso facto la sociedad y destruirán el Estado.
Aún más, en la cosa creada es una perfección que ella exista y que sea causada por Dios, ya que la mayor de todas las imperfecciones es el no existir.
Quienes están encargados de dirimir los pleitos están obligados a tratar a todos por igual, sin acepción de personas, y a defender por igual el derecho de cada uno.
No existe nada de cuya naturaleza no siga algún efecto.
No fue, en cambio, con imágenes reales, sino producidas exclusivamente por la imaginación del profeta, como reveló Dios a José su futura supremacía.
..., una vez destruido el Estado de los hebreos, la religión revelada dejó de tener fuerza de derecho.
Todo lo que existe es parte de Dios y que Dios está en todo lo que existe.
... el libro del Deuteronomio es aquel Libro de la ley de Dios escrito, embellecido y explicado por Esdras, y el que entonces leyeron.
La acción realizada por un mandato, es decir; la obediencia suprime de algún modo la libertad; pero no es la obediencia, sino el fin de la acción, lo que hace a uno esclavo. Si el fin de la acción no es la utilidad del mismo agente, sino del que manda, entonces el agente es esclavo e inútil para sí.
... en el Nuevo Testamento hay cuatro evangelistas. Ahora bien, ¿quién va a creer que Dios, quiso narrar cuatro veces la historia de Cristo y comunicársela por escrito a los hombres.
Nadie que haya leído el Nuevo testamento puede dudar que los apóstoles fueron profetas.
Lo único por lo que se distinguen las naciones entre sí es por la forma de su sociedad y de las leyes bajo las cuales viven y son gobernadas.
Concluimos, pues, que todos los libros que hemos examinado hastá aquí son apógrafos...
El Estado más violento será, pues aquel en que se niega a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que piensa, y será, en cambio, moderado aquel en que se concede a todos esa misma libertad.
Nosotros concluimos, pues, que este libro de la ley de Dios no fue el Pentateuco, sino otro totalmemente distinto,...
AMOR. Veo, hermanos, que mi ser y perfección dependen totalmente de vuestra perfección.
El que se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente miserable.
Negamos que Dios pudiera dejar de hacer lo que hace, y los demostraremos, además, al tratar de la predestinación, donde enseguida probaremos que todas las cosas dependen necesariamente de sus causas.
Por lo demás, es muy cierto que la república en más peligro está a causa de sus ciudadanos que de sus enemigos, pues son contados los verdaderos buenos.
En primer lugar, se mandó al pueblo edificar una casa que fuera como el palacio de Dios, es decir, de la suprema majestad de aquel Estado.
Es un hecho comprobado que el pueblo ha logrado cambiar muchas veces de tirano, más nunca suprimirlo.
Nada extraño, pues, que, bajo pretexto de la religión, la masa sea fácilmente inducida, ora a adorar a sus reyes como dioses, ora a execrarlos y a detestarlos como peste universal del género humano.
Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.
La felicidad es el paso del hombre de una menor perfección a una mayor.
Puesto que Dios es causa de sí mismo, basta con que lo demostremos por sí mismo.
... si nosotros tuviéramos el mismo Libro de la ley de Moisés, estoy seguro que, tanto en las palabras como en el orden y en las motivaciones de los preceptos, descubriríamos una gran discrepancia.
Sólo es libre aquello que existe por las necesidades de su propia naturaleza y cuyos actos se originan exclusivamente dentro de sí.
Quizá alguien piense, sin embargo, que de este modo convertimos a los súbditos en esclavos, por creer que es esclavo quien obra por una orden, y libre quien vive a su antojo. Pero esto está muy lejos de ser verdad, ya que, en realidad, quien es llevado por sus apetitos y es incapaz de ver ni hacer nada que le sea útil, es esclavo al máximo.