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Un hombre verdaderamente egoísta no puede verse afectado por la aceptación de los demás. No la necesita.
Ayn Rand
La maldad del mundo se hace posible sólo por la sanción que tú le das.
Los derechos individuales no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a votar la derogación de los derechos de una minoría.
Mantener una juventud que no se marchita es alcanzar al final de la vida la visión con la que empezó.
Una correa es una soga con lazos en ambos extremos.
Tan sólo existe una forma de depravación humana: carecer de metas.
¿Cuál es el principio básico, el esencial, el crucial, que diferencia libertad de esclavitud?. Es el principio de acción voluntaria frente a la coerción física u obligatoriedad.
La fiesta del día de Acción de Gracias es una típica fiesta Americana... La opípara comida es un símbolo del hecho de que el consumo abundante es el resultado y el premio de la producción.
Empezaré haciendo algo muy impopular, algo que no encaja en las modas intelectuales de hoy en día, y que, por lo tanto, es anti consenso: Empezaré por definir los términos que emplee, para que así sepa usted de qué estoy hablando...
Nada le es dado al hombre sobre la Tierra excepto su potencial y el material con el cual realizarlo.
La peor maldad que puedes hacer, psicológicamente, es reírte de ti mismo. Eso significa escupir en tu propia cara.
La justificación moral del capitalismo yace en es el único sistema consonante con la naturaleza racional del hombre, que protege la superviviencia del hombre como hombre y que su principio gobernante es la justicia.
El capitalismo no es meramente práctico, sino que es el único sistema moral de la historia.
Juro por mi vida y por mi amor por ella, que nunca viviré para otro hombre, ni pediré a otro hombre que viva para mí.
El hombre es libre para elegir no ser consciente, pero no es libre para escapar a la sanción que merece la falta de consciencia: su destrucción.
Elegiré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Elegiré sólo a los que me plazcan, y a ellos amaré y respetaré, pero no obedeceré ni daré órdenes. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solos cuando lo deseemos.
El hombre no puede sobrevivir, salvo mediante su propia mente. Llega desarmado a la Tierra. Su cerebro es su única arma.
Precisamente quería prevenirle contra el pecado del perdón.
Ningún concepto que el hombre forme es válido a menos que se integre sin contradicción en la suma de su conocimiento.
No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.
Es fácil ver cómo donde hay sacrificios, alguien los está recogiendo. Donde hay servicio, alguien está siendo servido. El hombre que te habla de sacrificios está hablando de esclavos y amos, e intenta ser el amo.
Si las acciones propias son honradas, uno no necesita la confianza de los demás, basta con la percepción racional de los otros. La persona que anhela un chequemoral en blanco de semejante género, lleva intenciones deshonestas, aunque no las exprese.
Se nos ha enseñado que el ego es sinónimo de mal y el altruismo el ideal de la virtud. Pero mientras el creador es egoísta e inteligente, el altruista es un imbécil que no piensa, no siente, no juzga, no actúa. Esas son funciones del ego.
Incluso si la contaminación fuese un riesgo para la vida humana, debemos recordar que la vida en la Naturaleza, sin tecnología, es un matadero al por mayor.
Cuando el bien común de una sociedad es considerado como algo aparte y superior al bien individual de sus miembros quiere decir que el bien de algunos hombres tiene prioridad sobre el bien de otros hombres, aquellos consignados en el estatus de animales sacrificados.
Un místico es un hombre que ha rendido su mente en su primer encuentro con las mentes de otros. En algún momento de su lejana infancia, cuando su propia comprensión de la realidad chocó con las afirmaciones de otros, con sus órdenes arbitrarias y demandas contradictorias, cedió ante un miedo tan profundo a la independencia que le hizo renunciar a su facultad racional.
Veo al novelista como a una combinación de prospector de metales y orfebre. El novelista debe descubrir el potencial, la mina de oro, del alma del hombre, debe extraer el oro y entonces crear una corona tan magnífica como su habilidad y su visión se lo permitan.
Felicidad es ese estado de consciencia que procede del logro de los propios valores.
El hombre que produce mientras los demás disponen de su producto es un esclavo.
Tener miedo a enfrentarse a un hecho es temer que lo peor es verdad.
Una cultura se hace -o se destruye- por sus voces más articuladas.
No existe ningún trabajo despreciable, sino tan sólo personas despreciables a quienes no les interesa hacerlo.
Conocer los propios deseos, su significado y sus costes, requiere la más alta virtud humana: Racionalidad.
La necesidad del creador viene antes que la necesidad de cualquier posible beneficiario. Aún así todo, se nos ha enseñado a admirar al que reparte dádivas que no ha producido por encima de aquel que hace posibles las dádivas. Elogiamos un acto de caridad. Nos encogemos de hombros ante el éxito del productor.
Para decir: Yo te quiero, uno debe saber primero como pronunciar el Yo.
Todas las razones que hacen que el inicio de fuerza física sea un mal absoluto, hacen que el uso defensivo de la fuerza sea un imperativo moral. Si una sociedad pacifista renunciase al uso defensivo de la fuerza, quedaría indefensa a merced del primer matón que decidiese ser inmoral.
Cuando uno observa las pesadillas de desesperados esfuerzos hechos por miles de personas que luchan para huir de los países socializados de Europa, de escapar a través de las alambradas, bajo el fuego de las ametralladoras, uno no puede seguir creyendo que el socialismo, en cualquiera de sus formas, esté motivado por la benevolencia y el deseo de alcanzar el bienestar humano.
¿Qué es la grandeza? Contestaré: Es la capacidad de vivir de acuerdo a los tres valores fundamentales de John Galt: Razón, Propósito y Autoestima.
No soy primariamente una defensora del capitalismo, sino del egoísmo; y no soy primariamente una defensora del egoísmo, sino de la razón. Si uno reconoce la primacía de la razón y la aplica consistentemente, todo lo demás viene por descontado. Esto, la supremacía de la razón, era, es y será el principal interés de mi trabajo, y la esencia del objetivismo.
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos armados tan solo con su propia visión. Sus objetivos eran diferentes, pero todos tenían esto en común: El paso era el primero, el camino nuevo, la visión original, y la respuesta que recibieron: Odio.