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Porque estos periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe que no se debe mencionar, que camino no hay que aconsejar, que cosas son inconvenientes.
Arturo Jauretche
En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve.
Esto ocurre aquí y en cualquiera de las llamadas grandes democracias. Mientras en los países totalitarios el pueblo es un esclavo sin voz ni voto, en los democráticos es un paralítico con la ilusión de la libertad al que las pandillas financieras usurpan la voluntad hablando de sus mandatos.
Lo nacional es lo universal visto por nosotros.
Comprobamos que los hechos unifican y las abstracciones dividen y que por sobre la carnadura de los acontecimientos, las divergencias del nivel ideológico pierden importancia ante la demanda de las soluciones.
Se hace imposiblepensar la política social sin una política nacional.
La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima.
Yo no soy un vivo, soy apenas un gil avivado.
Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.
Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero.
Hasta que un dia el paisano acabe con este infierno, y haciendo suyo el gobierno, con solo esta ley se rija: o es para todos la cobija, o es para todos el invierno.
Pero los propietarios de los bancos privados no son los depositantes, sino un grupo de financieros que controla el capital accionario, recoge los ahorros de los depositantes y lo dirige hacia los fines que interesan a ese grupo financiero.
Los intelectuales argentinos suben al caballo por la izquierda y bajan por la derecha.
Ahora a Gardel en vez de escucharlo, lo analizan. Es un disparate pedirle conciencia de clase, como es un disparate pedirle conciencia de clase a Cassius Clay o a Bonavena. El es un mito. Como Rockefeller, con la diferencia que éste no fue un cantor de éxito, que empezó de abajo, prosperó y se adaptó a su público. A un hombre que canta bien no se le pregunta si traiciona o no a su clase.
Ese es el gran problema argentino: es el de la Inteligencia que no quiere entender que son las condiciones locales las que deben determinar el pensamiento político y económico.
No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece a medida que todos los días nace una nueva Argentina a través de los jóvenes. No se lamenten los viejos de que los recién venidos ocupen los primeros puestos de la fila; porque siempre es así: se gana con los nuevos.
Pero se sigue adoctrinando sistemáticamente en la enseñanza de la historia para lo cual los réprobos son los que defendían la soberanía y los próceres los que la traicionaban para fines institucionales.
Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación. Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional.
La juventud tiene su lucha, que es derribar a las oligarquías entregadoras, a los conductores que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan.
Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías.
Lo actual es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será.
El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo. Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo.
No existe la libertad de prensa, tan sólo es una máscara de la libertad de empresa.
La política es la historia del presente y la historia es la política de épocas pasadas.
Las disputas de la izquierda argentina son como los perros de los mataderos: se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca.
Mientras los totalitarios reprimen toda información y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses.
El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.
En el territorio más rico de la tierra vive un Pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la Nación y el Pueblo el dominio de nuestras riquezas, no seremos una Nación soberana ni un Pueblo felíz.