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Los republicanos desean que el Reich alemán tenga una sola testa coronada, igual que Nerón deseaba que la humanidad tuviese una sola cabeza: para poder decapitarla de un solo tajo.
Arthur Schopenhauer
Una vez satisfecha su pasión, todo amante experimenta una especie de desengaño, porque advierte que ha sido víctima de los engaños de la voluntad de la especie.
La existencia no es más que un episodio de la nada.
"Ni amar ni odiar": esta regla encierra la mitad de la sabiduría.
Mis semejantes, sobre todo si son jóvenes como yo, se sienten en todas las circunstancias de la vida como alguien que tiene puesta una ropa que no es de su talla.
La motivación es la cualidad vista por dentro.
El instinto sexual no es nada más que la voluntad absoluta de vivir.
La especie más barata de orgullo es el orgullo nacional. Pues denota en el que adolece de él la falta de cualidades individuales de las que pudiera estar orgulloso, ya que si no, no se aferraría a lo que comparte con tantos millones.
Deambulamos en el laberinto de nuestras vidas y en la oscuridad de nuestras investigaciones; momentos de claridad iluminan nuestro camino como reverberaciones de relámpagos.
Hay solamente un error congénito y es la noción de que existimos para ser felices.
El dolor por el deseo incumplido es mínimo comparado con el del arrepentimiento; porque aquél tiene delante el siempre abierto e inconmensurable futuro, y éste el irrevocable y perdido pasado.
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.
La virtud no se ensaña, como tampoco el genio.
No lo que las cosas son realmente, sino lo que son para nosotros según nuestra interpretación "es lo que" nos hace felices o infelices.
La vida es un negocio cuyos ingresos no alcanzan, ni de lejos, a cubrir los gastos.
No sólo las acciones de otros, también las nuestras las comprendemos a veces únicamente al cabo de muchos años.
Ningún dinero está más ventajosamente empleado que el que nos estafan: pues lo cambiamos directamente por prudencia.
Los hombres vulgares sólo piensan en cómo pasar el tiempo. Un hombre inteligente procura aprovecharlo.
Hay seres de los que no se concibe cómo llegan a caminar sobre dos piernas, aunque eso no signifique mucho.
La mujer es un animal de cabellos largos e inteligencia corta.
La vida es una guerra sin tregua y morimos con las armas en las manos.
El hombre inteligente busca una vida tranquila, modesta, defendida de infortunios; y si es un espíritu muy superior, escogerá la soledad.
La vida oscila entre el dolor y el hastío.
La habilidad natural puede compensar cualquier clase de cultura; pero no hay cultura capaz de compensar la habilidad natural.
La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.
A nadie engañamos o halagamos con tan sutiles artificios como a nosotros mismos.
Las facultades intelectuales resisten un esfuerzo mayor y más continuado durante la juventud y hasta los treinta y cinco años; pasado este periodo, su vigor empieza a declinar, aunque gradualmente.
Se dice que la maldad se expía en aquel mundo; pero la estupidez se expía en éste.
La humanidad corre peligro de destruirse por la excesiva importancia de las cosas no importantes como el dinero o el poder.
Para la inmensa mayoría, la vida es solamente una lucha por la mera existencia, con la certidumbre de que han de perder ésta al cabo.
Arte de esgrima espiritual para defender la razón en la disputa.
Un estudio muy amplio nos indica que los dos enemigos de la felicidad humana son el dolor y el aburrimiento.
Uno debe acostumbrarse a oír todo sin inmutarse, incluso las historias más descabelladas, ponderando la insignificancia de quien habla y sus opiniones, y absteniéndose de cualquier discusión. Ello permitirá luego recordar la escena con satisfacción.
Nuestro mayor placer consiste en que se nos admire, y los demás no se prestan sino muy difícilmente a admirarnos, aunque su admiración nos parezca siempre justificada. Así resulta que el hombre más feliz es el que, no importa cómo, llega a admirarse sinceramante a sí mismo. Y mejor aún si sabe encontrar admiración en todo lo que los demás dicen de él.
Toda individualidad es un error.
¡Qué novato es quien se figura que mostrar espíritu e inteligencia es un medio de hacerse querer en sociedad! Antes bien, tales cualidades excitan en la preponderante mayoría de la gente un odio y un rencor que resultan tanto más amargos cuanto que quien los siente no está autorizado a denunciar la causa que los origina e incluso la disimula ante sí mismo.
Su muerte es para cada cual el ocaso del mundo.
Para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, porque la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas.
A la filosofía nada mejor podría ocurrirle que esto: que se suprimieran todas las cátedras universitarias de filosofía. Con ello se eliminarían el mayor de todos los inconvenientes, a saber: que quienes buscan la verdad colisionen con quienes sólo buscan un pedazo de pan y cuyas disputas y políticas perturban de múltiples modos a aquellos, pero nunca los ayudan.
Nada es tan implacable ni tan cruel como la envidia; y, sin embargo, en despertarla es en lo que principalmente nos esforzamos, de manera constante.