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La Historia conoce su camino. Nunca se equivoca. El que no tiene una fe absoluta en la Historia no debe estar en las filas del Partido.
Arthur Koestler
Cuando las condiciones se hacen insoportables, los hombres reaccionan básicamente, según su temperamento, de tres maneras distintas: rebelándose, con apatía o engañándose a sí mismos.
El sonido que persistentemente reverbera a través de la historia es el de los tambores de guerra.
Se podría definir la actividad creativa como un tipo de proceso de aprendizaje en el que el profesor y el alumno se hallan en el mismo individuo.
La política puede ser relativamente honesta en los momentos en que la Historia camina con paso tranquilo; en sus tormentas críticas, la única regla posible es el viejo adagio según el cual el fin justifica los medios.
La principal marca del genio no es la perfección, sino la originalidad, la apertura de nuevas fronteras.
Era un disidente nato, pero no por frivolidad o narcisismo, sino por una muy respetable ineptitud a aceptar verdades absolutas y un horror a cualquier tipo de fe.
La capacidad de un pueblo para gobernarse democráticamente es proporcional a su grado de comprensión de la estructura y del funcionamiento del conjunto del cuerpo social.
Cuanto más original es un descubrimiento, más obvio parece después.
El revolucionarioauténtico, según ellos, sabe que la humanidad importa siempre más que los individuos y no teme seguir cada uno de sus pensamientos hasta su conclusión lógica.
El que comprende y perdona, ¿de dónde sacará el movil para la acción?
Sin nostalgia el sacrificio no tiene valor.
La búsqueda de la ciencia en sí no es nunca materialista. Es una búsqueda de los principios de ley y de orden en el universo, y como tal es una empresa esencialmente religiosa. Si las inferencias que de ella se extraen son a veces materialistas, esto solo significa que los que las extraen son partidarios de una filosofía materialista.
En 1919, "comunismo" era un término nuevo y nos parecía una palabra buena, justa y llena de esperanzas.
Los colosos financieros que se han cruzado en mi camino -editores, marchantes de obras de arte, banqueros, productores cinematográficos- eran sin excepción seres idiosincrásicos, excéntricos, irracionales y fundamentalmente ingenuos; casi la antítesis exacta de la imagen popular del hombre de negocios duro y astuto.
Arruiné la mayor parte de mis novelas por mi manía de defender en ellas una causa; sabía que un artista no debe exhortar ni pronunciar sermones, y seguía exhortando y pronunciando sermones.
Las personas no pueden ser tratadas como unidades en operaciones de aritmética política porque se comportan como el cero y el infinito y dan al traste con todas las operaciones matemáticas.
Dos medias verdades no hacen una verdad, y dos medias culturas no hacen una cultura.
Es imposible formular una política a fuerza de pasión y desesperanza.
Quizá nuestra civilización no está muerta, sino solamente ávida de sueños.