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En los años de mi adolescencia y en los primeros de mi juventud he creído firmemente que yo había nacido para cultivar las ciencias filosóficas y políticas y para ser un astro esplendoroso dentro de ellas. Llegar a ser un sabio respetado y solemne fue mi única ambición entre los quince y los veinte años.
Armando Palacio Valdés
Al hombre que falta a su palabra no puede ayudarle Dios.
Para que un hombre sea realmente feliz es menester que esté contento de sí mismo.
La vida no se nos ha dado para ser felices, sino para merecer serlo.
Me hice abogado, que es la carrera de los ricostontos y de los pobreslistos.
La admiración es bien recibida aunque venga de los tontos.
Cuando uno tiene dinero, los amigos están todos apurados.
Me agradan las mujeres hermosas que se lavan con agua pura, los chistosos que no preparan sus chistes y los literatos que escriben sin pensar en la imprenta.
Difícil es, ciertamente, soportar a los demás; pero es más difícil quizá soportarse a sí mismo. Todo hombre que busca con sinceridad su perfeccionamiento, no puede menos de sentirse bien fatigado al final de la jornada.
Todo hombre en posesión de una verdad, tiende a abusar de esta verdad. Es una pendiente fatal por la cual nos deslizamos sin sentirlo. No busques otro origen al error.
El escritor debe tomar la pluma como un, instrumento sagrado que Dios puso en sus manos para ennoblecer la vida.
Cuando la Naturaleza decide formar un ser bello, parece que muestra empeño en no olvidar ningún toque.
Las heridas que los malos causan a los buenos no alteran el sosiego de mi espíritu; pero el daño que se hacen entre sí los seres nobles, aquellos a quienes amo y estimo, me turba y desespera.
Los locos han progresado, como todo en este mundo. Ahora discurren y hablan como los demás. Para distinguir un loco de un cuerdo es necesario acudir a un especialista.
Es difícil, como supondrás, que un hombre sufra largo tiempo el desprecio de sí mismo, sin que haga esfuerzos por rehabilitarse.
Triste es llegar a una edad en que todas las mujeres agradan y no es posible agradar a ninguna.
La sociedad nos reduce sin duda alguna; son muy pocos los hombres con los cuales podemos cambiarpensamientos elevados.
Los niños escuchan con prevención y hostilidad los consejos de los maestros. En cambio, una palabra sensata, vertida por un compañero en medio de sus juegos, suele hallar eco en su alma.
La vida está hecha para obrar, y es tan corta, que si nos obstinamos en razonar cada uno de nuestros pasos, corremos el peligro de quedar inmóviles.
Los hombres de genio en el mundo son aquellos que ven con extraña y maravillosa intensidad una parte de la verdad.
El alma femenina, por disipada y aturdida que se halle o por baja que haya caído, guarda siempre en lo más hondo un ideal de pureza preparado a salir al primer llamamiento.
La oratoria política es el arte de decir vulgaridades con corrección y propiedad.
Aunque ustedes los poetas no se harten de llamarlas ángeles y cantar su idealismo, yo no conozco nada más prosaico y mezquino que el alma de una mujer.
La vida, para la casi totalidad de los humanos, oscila siempre entre la pena y el aburrimiento. Cuando no nos domina el tedio, nos hallamos en plena catástrofe.
El amor en los hombres reflexivos, callados y virtuosos, prende, casi siempre, con fortaleza.
No hay nada más triste que la tristeza de un hombre alegre.
Después por un juego de la fortuna me vi convertido en novelista, y comprendí que la fortuna tenía razón.
Cuando un escritor principia a comerciar con su ingenio, no tarda en suspender los pagos.
El amor no es más que una treta de la naturaleza.
Si su amor fue una comedia, su matrimonio será un drama.
Nada consuela tanto en nuestras aflicciones como una noble resolución.
Los hombres que advierten velozmente el ridículo en los demás, no son los que con menos facilidad caen en él.
En general, sólo hablan mal de la vida aquellos a quienes se les muestra amiga desde los comienzos de su carrera.
El trabajo del labrador es el trabajo natural del hombre, el único que aquieta las pasiones y vigoriza el cuerpo.
Desde que se cesa de luchar por ella, la vida ya no tiene sabor.
Toda música, en el fondo, no es más que la expresión de un sentimientoreligioso.
Haz siempre lo que te salga del corazón (como ahora) y no temas equivocarte.
Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo.
Cuando no tenemos una cruz grande que soportar, nos la fabricamos con dos palitos.
La mayoría de las gentes aceptan los dogmas de su religión como los artículos del reglamento de un casino, sin pensar en ellos más que cuando algún socio pide en la junta general su lectura.