Frases de Aristóteles

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El cuerpo es el instrumento del alma.

Pero si lo infinito estuviera constituido por un número limitado de partes, cada una de éstas (quiero decir por ejemplo, el agua o el fuego) sería también, necesariamente, infinita. pero eso es imposible: pues se ha demostrado ya que ni la gravedad ni la levedad son infinitas.

En el Estado puede gobernar más de uno; pero en la familia, uno solo.

... Todo lo que existe siempre, es incorruptible sin más.

... en cuanto a los que diferencian los cuerpos por la magnitud, se les impondrá la conclusión de que habrá algún elemento anterior al elemento, y procederán así hasta el infinito, si es verdad que todo cuerpo es divisible y el elemento es lo que consta de partes más pequeñas.

También de otro modo resulta manifiesto que es imposible que lo que puede coromperse no se corrompa alguna vez.

La verdadera felicidad estriba en el libre ejercicio de la mente.

Todos dicen que el universo ha sido engendrado, pero unos dicen que, una vez engendrado, es eterno, otros que corruptible, como cualquier otra de las cosas compuestas, otros dicen que es, alternativamente, de este modo y, al corromperse, de este otro, y que este proceso perdura siempre así, como Empédocles de Agrigento y Heráclito de Éfeso.

Tener muchos amigos: no tener ningún amigo.

La inteligencia, sin la capacidad de aprender; es patrimonio de los que no tienen la facultad de percibir los sonidos; por ejemplo la abeja.

¡Todo lo que existe que no necesito!.

La ciudad surgió por causa de las necesidades de la vida, pero existe ahora para vivir bien.

Puesto que lo porvenir no está oculto, concluimos que la felicidad es fin y completamente perfecta en todos sentidos.

Un buen carácter favorece en el más alto grado que una cosa sea creída.

Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas.

Y no hay nada sensible que no esté en un lugar.

Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.

Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.

Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido.

El fin de la ciencia especulativa es la verdad, y el fin de la ciencia práctica es la acción.

La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades.

La felicidad se encuentra en el centro exacto de dos extremos.

La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos más que al honor.

Otros dicen que todas las demás cosas se generan y fluyen, que nada existe firmemente y una sola cosa subsiste a partir de la cual todas estas otras surgen naturalmente por transformación; lo cual parece querer decir, entre otros muchos, Heráclito de Éfeso.

La belleza del hombre está o en la sonoridad, o en el significado.

La victoria tiene muchas madres y la derrota es huérfana.

Y si los lugares están determinados y son limitados, también los cuerpos lo estarán.

Es preciso que la filosofía sea un saber especial, de los primeros principios y de las primeras causas.

El que posee las nociones más exactas sobre las causas de las cosas y es capaz de dar perfecta cuenta de ellas en su enseñanza, es más sabio que todos los demás en cualquier otra ciencia.

... se habla de lo generable, en un sentido, cuando no existiendo previamente llega luego a existir y, bien generándose, bien sin generación, no existe en un cierto momento y luego, en cambio, existe.

La magnanimidad o grandeza de ánimo, según el nombre nos lo muestra, también consiste en cosas grandes.

Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.

Todos o casi todos distinguen el alma por tres de sus atributos: el movimiento, la sensación y la incorporeidad.

Las personas virtuosas y cultas difícilmente hacen una revolución porque están siempre en minoría.

Luego es evidente que fuera del universo no hay lugar ni vacío ni tiempo.

Quiero decir lo siguiente: que si las partes elementales de aquí y las del otro mundo se relacionan entre sí de manera semejante, entonces lo que se sustraiga de las de aquí no se relacionará en absoluto con las de cualquier otro mundo de manera diferente de como se relacione con las del suyo, sino de la misma manera: pues específicamente no difieren entre sí en nada.

Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores.

Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita.

No hay genio sin un gramo de locura.

En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte, imita a la naturaleza.

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