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Lleve cada uno su culpa y no habrá culpables.
Antonio Porchia
A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella.
Tenemos un mundo para cada uno, pero no tenemos un mundo para todos.
Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.
Saber morir cuesta la vida.
Te quiero como eres. Pero no me digas cómo eres...
Un alma santa no nace de un paraíso; nace de un infierno.
Y seguiré naufragando en mares ajenos hasta naufragar en mi propio mar.
Pierdo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.
Quien ama sabiendo por qué ama... no ama.
Creías que destruir lo que separa era unir. Y has destruido lo que separa. Y has destruido todo. Porque no hay nada sin lo que separa.
Mi pobreza no es total: falto yo.
El corazón es un infinito de pesadísimas cadenas, encadenando puñaditos de aire.
Si yo no creyera que el Sol me mira un poco, no lo miraría.
Quien abre todas las puertas puede cerrarlas todas.
Por lo que doy la vida, a veces no daría nada, pero siempre doy la vida.
Quien va de fuego en fuego, muere de frío.
Casi siempre es el miedo de ser nosotros lo que nos lleva delante del espejo.
Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.
Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto.
La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.
Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas y si amas al insecto que te muerde, amas.
Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.
Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
El corazón, cuando palpita por nada, palpita escondido.
Herir al corazón es crearlo.
Lo profundo, visto en profundidad, es superficie.
El mundo perdona tus defectos, no tus virtudes.
Si crees que no me debes nada, nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.
Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
Cuando yo muera, no me veré morir, por la primera vez.
Creo que son los males del alma, el alma. Porque el alma que se cura de sus males, muere.
Quien me tiene por un hilo no es fuerte, fuerte es el hilo.
Un corazón grande se llena con poco.
Buscando lo que deseo voy perdiendo el deseo de lo que busco.
Te asusta el vacío, ¡y abres más los ojos!
He llegado a un paso de todo. Y aquí me quedo, lejos de todo, un paso.
Creo que nos habitamos unos a otros, pero no habitados. Porque no podríamos habitarnos unos a otros, habitados.
Sí, es entrando en todo como voy saliendo de todo.
Se puede no deber nada devolviendo la luz al sol.