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Sepulcro son los escriptos que conservan el nombre y la memoria del natural y fortuna de cada uno.
Antonio Pérez
¡Guay del reino cuyo rey va perdiendo el respeto a todos!
Contra las armas del arte he probado que no hay cosa como pelear desarmado.
Quien pierde la voluntad, fácilmente pierde el juicio y no le queda sino la memoria para su tormento.
No es, señor, la subida del más alto entendimiento humano otra cosa que un par de cabriolas, y las mejores las que más templado se alzan.
Punto puede llegar a la paciencia y a la esperanza, que sea menester, aunque nos tome la jornada a puestas de sol, hacer el camino de todo el día en una hora.
También he hallado otro provecho, señor, de la soledad; que de las experiencias que he dicho, se pase a conocer que un hombre, con tan honrada compañía como la del alma, y con los dotes de ella, ha menester para vivir pocos sentidos y objectos dellos.
Aunque es noblezaperdonar, es prudencia que no pueda venir a perdonar el perdonado.
Errar en los consejos que se dan a los príncipes, es errar contra toda la especie.
El diferir, pariente del olvidar.
Reyno de descontentos bambalea, como torre fundada sobre azogue.
Servicios pasados son como deudas viejas: que se cobran pocas veces.
No se den priesa a subir los que suben si no lo hicieren de templanza, háganlo a lo menos por conveniencia propia, porque no les llegue tan presto el punto de la abajada.
Nadie amó más de lo que sufrió por otro.
El si y el no fueron las más breves palabras por que se han desengañado presto los hombres.
Porque a mi opinión y a la razón de la experiencia, los príncipes se califican así con los beneficios que hacen, y a los vasallos e inferiores, con las persecuciones que les dan.
El amigo tiene parte de profeta en los consejos que da al amigo, si los da de corazón amigo.
La esperanza, viático de la vida humana.
Al bien común, los más enemigos se conciertan.
Nadie se fíe en méritos de servicios pasados.
La amistad vieja es como el vino viejo, que cuanto más añejo más fuerte es.
Al que no pule ni perfecciona la buena o mala fortuna (los dos escultores dela naturaleza para pulimento de la materia humana), lo podrían excluir del género humano y enviarlo al de las fieras.
De la elección que hacen los príncipes de personas o instrumentos, se ha de hacer el juicio del natural de cada uno, y del fin que llevan; como también del paradero, por el camino que cada uno sigue.
Las reglas del Arte entiendo yo que son las corrientes, las que bastan para enseñar y conservar el nombre de un artífice en aquella arte; y las del artífice, las propias, las que él ha descubierto con la experiencia para hacerse célebre y estimado.