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Algunos desesperados sólo se curan con una soga; otros, con siete palabras: la fe se ha puesto de moda.
Antonio Machado
Y algo que es barro en nuestra carne siente la humedad del jardín como un halago.
Juzgarnos o corregirnos supone aplicar la medida ajena al paño propio.
El ojo que ves no es.
Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Los ojos porque suspiras.
Poned atención: un corazón solitario no es un corazón.
Es bueno el que guarda, cual venta del camino, para el sediento agua, para el borracho vino.
Uno de los remedios más eficaces para que las cosas no cambien nunca por dentro es renovarlas constantemente por fuera.
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
De diez cabezas, nueve embisten y una piensa. Nunca extrañeis que un necio se descuerne luchando por la idea.
Si cada español hablase de lo que entiende, y de nada más, habría un gran silencio que podríamos aprovechar para el estudio.
De toda la memoria, sólo vale el don preclaro de evocar los sueños.
Moneda que está en la mano, tal vez se deba guardar. La monedita del alma se pierde si no se da.
La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Para dialogar, preguntad primero; después... escuchad.
Tu verdad no; la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.
De lo que llaman los hombres virtud, justicia y bondad, una mitad es envidia, y la otra no es caridad.
Todo necio confunde valor con precio.
La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
La mano del piadoso nos quita siempre honor; mas nunca ofende al darnos su mano el lidiador.
¿Dices que nada se pierde? Si esta copa de cristal se me rompe, nunca en ella beberé, nunca jamás.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor.
Ni el pasado ha muerto ni está el mañana, ni el ayer escrito.
La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido.
Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aún en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos descansan bajo la tierra.
Los ojos porque suspiras, sábelo bien, los ojos en que te miras son ojos porque te ven.
¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad.
Nuestro español bosteza.
Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre.
El hombre, a quien el hambre de la rapiña acucia, de ingénita malicia y natural astucia, formó la inteligencia y acaparó la tierra. ¡Y aún la verdad proclama! ¡Supremo ardid de guerra!
Enseña el Cristo: a tu prójimo amarás como a ti mismo, pero no olvides nunca que es otro.
Cuatro principios a tener en cuenta: Lo contrario es también frecuente. No basta mover para renovar. No basta renovar para mejorar. No hay nada que sea absolutamente empeorable.
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada.
Nadie sabe ya lo que se sabe, aunque sepamos todos que lo que de todo hay quien sepa.
Hoy es siempre todavía.
En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.