Imágenes
Desgarrada la nube; el arco iris brillando ya en el cielo, y en un fanal de lluvia y sol el campo envuelto. Desperté ¿Quién enturbia los mágicos cristales de mi sueño?
Antonio Machado
Es el mejor de los buenos quien sabe que en esta vida todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos.
A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
¿Eres tú,. Guadarrama, viejo amigo, la sierra gris y blanca, la sierra de mis tardes madrileñas que yo veía en el azul pintada?
Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas.
Y cuando vino la muerte, el viejo a su corazón preguntaba: ¿Tú eres sueño?¡Quién sabe si despertó!
En los labiosniños las canciones llevan confusa la historia y clara la pena.
En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.
Luz del alma, luz divina, faro, antorcha, estrella, sol... Un hombre a tientas camina; lleva a la espalda un farol.
Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.
Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.
En caso de vida o muerte se debe estar con el más prójimo.
Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
Los conceptos son de todos y se nos imponen desde fuera; las intuiciones siempre son nuestras.
Dios no es el mar, está en el mar, riela como luna en el agua, o aparece como una blanca vela; en el mar se despierta o se adormece.
Peor que ver la realidad negra, es el no verla.
A las palabras de amor les sienta bien un poquito de exageración.
El hombre sólo es rico en hipocresía. En sus diez mil disfraces para engañar confía; y con la doble llave que guarda su mansión para la ajena hace ganzúa de ladrón.
Mi corazón latía atónito y disperso...¡El limonar florido, el cipresal del huerto, el prado verde, el sol, el agua, el iris! ¡el agua en tus cabellos!... Y todo en la memoria se perdía como una pompa de jabón al viento.
Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente; escudo, espada y maza llevar bajo la frente; porque el valor honrado de todas armas viste: no sólo para, hiere, y más que aguarda, embiste.
En el análisis psicológico de las grandes traiciones encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote.
Dichoso el que olvida el por qué del viaje y, en la estrella, en la flor, en el celaje deja su alma prendida.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía que dio a cascar al diente de la sabiduría.
En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.
El cine... ese invento del demonio.
Uno de los signos que más acusan cambio de clima espiritual es la constante degradación de lo cómico y su concomitante embrutecimiento de la risa. Nunca ha habido tantas gentes que parezcan rebuznar cuando ríen.
¿para qué llamar caminos a los surcos del azar?... Todo el que camina anda, como jesús, sobre el mar.
Nadie debe asustarse de lo que piensa, aunque su pensar aparezca en pugna con las leyes más elementales de la lógica.
La sospecha es indicio de un alma baja; el que desconfía de todos es digno de que nadie se fíe de él.
El ojo que tú ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque él te ve.
En la desesperanza y en la melancolía de tu recuerdo, soria, mi corazón se abreva.
Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.
No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada: yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas.
¡Qué importa un día! Está el ayer alerto al mañana, mañana al infinito, hombres de España, ni el pasado ha muerto, no está el mañana -ni el ayer- escrito.
El poeta debe escuchar con respeto la crítica ajena, porque el libro lanzado a la publicidad ya no le pertenece. Él lo entregó al juicio de los hombres, sin que nadie le obligase a ello. Asístele, sin embargo, el derecho de no ser demasiado dócil a admoniciones y consejos, y le conviene, sobre todo, desconfiar aún de sus propias definiciones.
Cuando nos vimos por primera vez, no hicimos sino recordarnos. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti, por no haberte querido toda la vida.
Virtud es la alegría que alivia el corazón más grave y desarruga el ceño de catón.
Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción.
La carencia de vicios añade muy poco a la virtud.