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Y esta 'tierra' (el cuerpo de Cristo) fue excavada y arada con los clavos y con la lanza; y de ella se dice: La tierra excavada dará fruto a su tiempo. La carne de Cristo, traspasada, dará el reino de los cielos.
Antonio de Padua
Cesen las palabras, por favor, y sean las obras quienes hablen.
El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.
El gozo que experimentaron los apóstoles por la resurrección de Cristo, superó cualquier otro gozo que ellos tuvieron, cuando Jesús estaba todavía con ellos en su cuerpo mortal.
En verdad, Pedro quedó desnudo, cuando, a las palabras de la criada, negó a Cristo, pero luego se revistió de la túnica, cuando reconoció la culpa de su triple negación.
Dos cosas, el amor de Dios y del prójimo, hacen perfecto al hombre.
Si tú predicas a Jesús, Él ablanda los corazones y dulcifica las ásperas tentaciones. Si piensas en Él, domina tu corazón. Si lo lees, sacia tu mente.
David tiró por tierra a Goliat con la honda y una piedra; así Cristo con la honda de la humanidad y la piedra de la Pasión venció al diablo.
Cristo, en efecto, sólo por amor llevó a la cruz en su cuerpo el peso de nuestros pecados.
Tan pobre como es la mesa que carece de pan, así la vida más ejemplar resulta vacía si le falta amor.
María, pues, o sea, el amor de la gloria celestial, con una libra de nardo genuino, o sea, con la fe de los doce apóstoles, ungió la cabeza de la divinidad y los pies de la humanidad, reconociendo que Cristo es Dios y Hombre, que nació y sufrió la pasión.
Acumula tesoros en el cielo el que da a Cristo. Y da a Cristo el que da al pobre.