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Son españoles los que no pueden ser otra cosa.
Antonio Cánovas del Castillo
Los pesimistas achican y entristecen la vida, pero no la corrompen.
El éxito no da ni quita la razón a las cosas.
Decir política equivale a decir ciencia de lo mudable, de lo relativo y contingente; ciencia sujeta en sus conclusiones prácticas al siglo, al pueblo, al momento en que su consiguiente arte se ha de aplicar.
La mala fe política es acaso más delictuosa que aquella que castigan los códigos en los negocios privados.
En política lo que no es posible es falso.
La libertad es realmente mucho más inevitable que útil en el moderno régimen social.
Soy enemigo del sufragio universal; pero su manejo práctico no me asusta.
Los abogados de nota saben bien el Derecho civil, que es el derecho de los ricos, pero no saben el Derecho penal, que es el derecho de los pobres.
Aquel que en la doctrina es adversario, no es ni debe ser por eso enemigo personal.
Los optimistas, llenos de fútiles pensamientos y poseídos de esperanzas insubstanciales, siembran de ordinario la inútil semilla que produce la mala hierba. Los pesimistas achican y entristecen la vida, pero no la corrompen.
Algo más claro y más digno de atención es ver correr todo un pueblo a las armas y dejarse diezmar por defender una idea, que no verlo ir a los comicios a votar.
Con la Patria se está, con razón y sin ella...
A mí me convencen los argumentos o me convencen los hechos, cuando pasan por el crisol de la experiencia.
Nunca me enfado por lo que la gente me pide, sino por lo que me niega.
Para acabar con la insurrección en Cuba sólo hacen falta tres balas, una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez.
Para esos que solo admiten la naturaleza, no hay otra moral, a la larga, que la que cabe en el código penal; y aun ésta ha de guardarse allí muchas veces en vano.
No hay más alianzas que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás.
Hasta ahora no veo que hayáis conseguido otra cosa que vencer, y yo no me dejo convencer por la victoria.
A los hombres de Estado, como a los generales, háceles falta el instinto, la intuición de la inspiración súbita de cuál sea el menor de los males, y de cuándo hay que echar las dudas de la razón a un lado para entregarse por extremo recurso al fallo imparcial, aunque ciego, de la suerte.
Quien espera gratitud inmediata por sus servicios reales y posibles no merece llamarse hombre de Estado.
Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca.
La libertad sin una autoridad fuerte e incólume, no es libertad al cabo de poco tiempo, sino anarquía.
La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible.
La política no es mas que el arte de realizar en cada momento histórico aquella porción del ideal del hombre que taxativamente permiten las circunstancias.