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En el mundo todo es señal, amigo mío. El azar no existe.
Antonio Buero Vallejo
Pensaba en lo lleno que está el mundo de coincidencias. En cómo todos esperamos algo.
Buscad, buscaos en el fondo de los ojos la fe del uno en el otro. Y tal vez os salvéis.
El tiempo somos nosotros y no es posible detenerlo.
Déjame agradecerte todo lo que te debo... No rechaces mi devoción, la infinita gratitud que te debo por tu bondad, por el aliento que me das... Por tu perdón.
Quiere creer... Porque no logra recordar la melodía. En el fondo está desesperado. Y cuando ya no hay nada que esperar..., se espera el milagro.
Tú me estás devolviendo la fe en la vida, que he perdido. Desde que te he conocido, quiero luchar de nuevo. Tú has hecho el milagro, mí dulce, mi triste Irene. ¡Sigue salvándome, tú que puedes hacerlo, Y Sálvate tú! Acéptame.
Y ahora viene lo más difícil... Casi me alegro de tu llegada. Yo hago lo posible por conservar el buen sentido, pero en este país de brujas y consejas no es fácil. Porque en la playa hay una gruta que el pueblo entero visita... Dicen que allí oyen voces.
En el arte la ambigüedad es un factor a favor.
La fe nunca es inútil. La fe mueve las montañas y produce las señales. Por su poder vivimos.
Hay que tener razón, pero no a destiempo.
Es muy agradable comprobar que a uno se le recuerda todavía.
No soy débil, sino fuerte. ¡Te quiero, sí! No me importa decirlo, aunque ayer lo negase. Pero no te necesito. Ahogaré mi cariño dentro de mí, cueste lo que cueste. Sin fe, sin alegría, solo y sin prodigios... Resistiré.
Prefiero equivocarme a ser un artista mediocre, cuyas obras pasen.
¡Subiré, sí! ¡Porque cuando te tenga a mi lado me sentiré lleno de energías para trabajar! ¡Para trabajar por ti!
Duda cuanto quieras, pero no dejes de actuar.
No tengas prisa. Hay tanto que hablar que también el silencio es necesario.
Tienes la vanidad de tu talento.
Sólo los pobres saben que son pobres.
No improvises. Muchísima gente culta lo ignora. Y, sin embargo, existen.
Te quiero con tu tristeza y tu angustia; para sufrir contigo y no para llevarte a ningún falso reino de la alegría.
No es menester piedad. Acaso yo la aburría. Tal vez no debí casarme; sacrificar sus veinte inexpertos años a mi tranquila madurez de hombre sencillo...
Si tu cariño no me falta, emprenderé muchas cosas.
Cuando no me ve nadie, como ahora, gusto de imaginar a veces, si no será la música la única respuesta posible para algunas preguntas.
Yo lucharé para vencer. Lucharé por ti y por mí. Pero tienes que ayudarme, Carmina. Tienes que confiar en mí y en nuestro cariño.
Todo es milagro. Lo es la simple existencia de las cosas. Un milagro es la planta que crece, aunque no dé flores extrañas, y el arpa y la gruta de las voces, aunque creamos saber por qué suenan. Un milagro es el hijo que se concibe, y nace, y se hace hombre.