Imágenes
Si soy el hijo de Dios, quien puede verlo, contempla al hombre en Dios, y a Dios en el hombre.
Angelus Silesius
Amigo, si quieres beber coloca bien tu boca, como un hombre razonable, en la espita del tonel.
Quien se allana ante todo, y todo soporta dulcemente, debe ser cordero y león, en un único ser.
Si quieres expresar el ser de la eternidad, debes despojarte antes de todo discurso.
Quién ama sin sentir, y sabe sin conocer, se llama con justa razón más Dios que hombre.
El pecador no ve: cuanto más corre y se apresura en su egolatría, tanto más se enceguece.
La soledad es penosa; pero no seas vulgar, y podrás estar donde quieras en un desierto.
La eternidad nada sabe de años, días, horas: ¡ay, que aún no haya yo encontrado el centro!
Hombre, si le das a Dios tu corazón, él te da a su vez el suyo: ¡ah, qué ventajoso canje! tú asciendes, él desciende.
Si te parece más larga la eternidad que el tiempo, hablas de suplicio, y no de beatitud.
No me importan mucho mil rayos de sol, si puedo tan sólo ser una estrella en los ojos de Jesús.
El espíritu de mi espíritu, la esencia de mi esencia, es que yo me he escogido para mí por morada.
La más noble oración se logra cuando el orante se transforma, allá, en lo más íntimo, en aquello delante de lo cual se arrodilla.
El mundo no te retiene: tú mismo eres el mundo, que tan duramente en ti, te tiene contigo prisionero.
Tú, noble libertad, quien no se entrega a ti, no sabe qué ama un hombre, que ama la libertad.
La rosa sin un porqué, florece porque florece, no presta atención a ella misma, no se pregunta si uno la ve.
El que no tiene lo que tiene, y todo estima por igual, es pobre en la riqueza, rico en la pobreza.
Un hombre esencial es como la eternidad, que permanece inalterada por toda exterioridad.
Te nutres de imágenes cuando tú mismo eres imagen. ¿Cómo piensas tú, pues, subsistir?
Hombre, hazte esencial: pues cuando el mundo perece, la contingencia cesa, la esencia perdura.
El diablo nada oye más que truenos, crujidos y alboroto: de ahí que puedas con placer, aturdirlo a través de la dulzura.
Quien es un águila, puede lanzarse hacia la altura y avanzar sobre los serafines, por mil cielos.
El que corre sin amor no llega al cielo, y va errante de acá para allá como un fuego fatuo.
Un suspiro dice todo.
¿Quién es un hombre pobre? El que desorientado y desvalido, no tiene criatura, ni Dios, ni cuerpo, ni alma.
¿Qué meditas tan profundamente? la mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, tiene que ser tu alma.
Sé puro, diáfano y firme como un diamante, para que puedas ser valioso a los ojos de Dios.
Quién ha escogido el centro por morada, ve de una ojeada lo que está en la periferia.
El canto de los ángeles es bello: sé que tu canto, si callas por completo, suena mejor al Altísimo.
Por cierto la virtud vive, lo digo sin sutilezas: ama, y así verás que el amor es su vida.
¿Qué es lo más noble? ¿Cuál es la pequeña y fina perla del cristiano renacido? Ser igual a sí mismo en todo tiempo.
Hombre, hazte esencial: cuando el mundo pase, lo que es del azar caerá; la esencia quedará.
El hombre que no eleva su espíritu por sobre sí, no es digno de vivir en la condición de hombre.
La igualdad es un tesoro: si la tienes en el tiempo, tienes el reino de los cielos, y la plena beatitud.