Imágenes
Todos los cambios, aun los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía.
Anatole France
Toda la justicia social descansa en estos dos axiomas: El robo es punible y el producto del robo es sagrado.
La moral descansa naturalmente en el sentimiento.
No se ama verdaderamente sino cuando se ama sin razón.
La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un porvenir mejor.
Una cosa sobre todo hace sugestivo el pensamiento humano: es la inquietud.
Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.
Es indudable que los juicios de la historia generalmente son erróneos.
El velo de las viudas se apolilla siempre por el nuevo amor que nace entre sus pliegues.
El árbol de las leyes ha de podarse continuamente.
La ignorancia y el error son tan imprescindibles en la vida como el pan y el agua.
En las matemáticas es donde el espíritu encuentra los elementos que más ansía: la continuidad y la perseverancia.
Cuando el hombre que declara lleva un sable, es al sable a quien debe oirse, no al hombre.
Si hubiéramos de destruir todos los sueños y visiones de los hombres, la tierra perdería su forma y su colorido, y nos adormeceríamos en la más triste estolidez.
Es preciso en esta vida contar con la casualidad. La casualidad, en definitiva, no es otra cosa que Dios.
La vejez conduce a una tranquilidad indiferente que asegura la paz interior y exterior.
Los autores de revoluciones no pueden sufrir que otros las hagan después de ellos.
La timidez es un pecado grave contra el amor.
El tenía unos principios que estimaba inconmovibles, por no haberlos removido nunca. En cuanto se remueve un principio básico, se encuentran tales cosas debajo, que se da uno cuenta de, que no podía ser una base.
De todos los vicios que pueden malograr a un estadista, la virtud es la más funesta: empuja al crimen.
Rara vez he abierto por descuido una puerta privada que no haya presenciado un espectáculo que no me haya hecho juzgar a la humanidad con lástima, con asco o con horror.
Sin ilusorias mentiras, la humanidad perecería de desesperación y de hastío.
Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.
Los hombres mediocres, que no saben que hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga.
Las razones de nuestros actos son oscuras, y los resortes que nos impelen a la acción quedan profundamente ocultos.
Aun los más inocentes deseos tienen esto de malo: que nos sujetan a otros y nos hacen sus siervos.
Pedir una moral a la ciencia es arriesgarse a sufrir crueles desengaños.
La mayoría de los hombres que no saben qué hacer de esta vida, quieren otra que no termine nunca.
Una necedad, aunque la repitan millones de bocas, no dejan de ser una necedad.
Una tontería repetida por 36 millones de bocas, no deja de ser una tontería.
Uno cree que muere por la patria y muere por los industriales.
Los católicos masacraron a los reformados; los reformados masacraron a los católicos: en eso consistieron los primeros progresos de la libertad de pensamiento.
La vida sólo nos parece corta porque la medimos inconsiderablemente con nuestras locas esperanzas.
Una tontería sigue siendo una tontería aunque sea dicha por cincuenta millones de personas.
Los hombres ejercen el poder divino de abrir todas las puertas. Yo sólo puedo abrir algunas. Las puertas son gigantescos ídolos que no ceden gustosos a las mañas de los perros.
Toda uniónsexual es un signo de muerte si hubiéramos de vivir siempre, no conoceríamos el amor.
La vida nos enseña que no podemos ser felices sino al precio de cierta ignorancia.
En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.
Todo en este mundo es espejismo y arena movediza. Sólo en Dios está la estabilidad.
La humildad, que no abunda entre los doctos, aún es menos frecuente entre los ignorantes.