Imágenes
Se puede dudar de lo que se ve, pero de las palabras de un hombre honrado.
Anatole France
Ella vive en mí y no morirá sino a mi muerte. Es lo que hemos amado en la discontinuidad y en la dispersión de la vida lo que amaremos en la unidad, en la pureza, en la simplicidad de una memoria fiel.
Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos.
El arte de la guerra consiste en ordenar las fuerzas de tal modo que no puedan huir.
Impopularidad tiene asegurada todo el que goza de popularidad.
No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir.
La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia.
La guerra y el romanticismo: ¡plagas espantosas!
La mujer es embellecida por el beso que ponéis sobre su boca.
Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel.
Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía; porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos: debemos morir una vida para entrar en otra.
Un buen retrato es una biografía pintada.
Lo admirable no es que existan las estrellas sino que el hombre haya podido dar cuenta de su existencia.
Me gusta divagar; no hay cosa más agradable ni más útil.
Todos los pobres tienen la libertad de morirse de hambre bajo los puentes de París.
Las verdades más excelsas y puras se alcanzan no ya con la reflexión y la inteligencia, sino más bien con el sentimiento.
No seas jamás humilde con los soberbios, ni soberbio con los humildes.
¿La frase más hermosa? La más corta.
Es necesario decir la verdad aun a riesgo de ser desagradable: el corazón se engaña como la inteligencia; sus errores no son menos funestos; y es más difícil evitarlos porque la hermosura los envuelve.
Entre todas las escuelas que he frecuentado, lo que me parece mejor y de más provecho es evitarlas.
La justicia no es más que el sueño de algunos imbéciles. La injusticia es el pensamiento mismo de Dios.
Ateniéndonos a la costumbre pasaremos generalmente por hombres honrados, porque se toma por hombres honrados a los que lo hacen todo igual que los demás.
Las mismas cosas tienen diversas apariencias. Las pirámides de Menfis parecen al amanecer, conos de luz rosada, y a la puesta del sol, sobre el cielo rojizo, se muestran como negros triángulos. Tú me reprochas que niegue las apariencias, cuando, al contrario, las apariencias son las únicas realidades que reconozco.
El arte es todo el hombre; lo demás es pura fantasmagoría.
Existir no implica en modo alguno la sustancia, sólo significa el lazo que une al atributo con el sujeto. Expresa una relación, y nada más.
Formamos nuestra opinión sobre las acciones humanas por el placer o por el dolor que nos causan.
No estoy tan desprovisto de aptitudes como para tenerme que dedicar a la política.
Antes de suprimir un artículo de fe común es preciso meditarlo mucho.
Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.
Cuando falta un poder capaz de hacerlas respetar de todos, las leyes son letra muerta cada cual obra conforme a sus pasiones, y la sociedad se halla próxima a su disolución.
Para quien razona y obra es una mala señal el no ser vilipendiado, insultado o amenazado.
Es preciso elevarse con las alas del entusiasmo. Si se razona, no se volará jamás.
Toda una nación reside en un grupo de personas que piensan con más vigor e intensidad que los demás. El resto no cuenta.
El libro es el opio de Occidente.
Hasta que hayas amado a un animal, una parte de vuestra alma permanece dormida.
En la vida hay que tener en cuenta el azar. El azar, en definitiva, es Dios.
La mentira de la mujer amada es el más dulce regalo, mientras le damos crédito.
Cuando no existen leyes, el que manda no es más que un tirano, y los que obedecen no son otra cosa que esclavos.
La beneficencia universal consiste en que cada cual viva de su propio trabajo y no del ajeno. Fuera del mutuo cambio y de la solidaridad, todo lo demás es bajo, vergonzoso e infecundo. La caridad humana está en el concurso de todos en la producción y en la distribución de los frutos.
El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.