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Todos los orígenes tienen para nosotros el interés del misterio.
Anatole France
Hay que matar el tiempo, lo que, si bien se mira, es lo único que en la vida puede hacerse.
Las victorias de los pueblos siempre son debidas a la inteligencia de los generales y al valor de los soldados; y las derrotas a la fatalidad.
Los hombres ponemos el infinito en el amor. Las mujeres nunca cometen esta equivocación.
No basta la posesión para imprimir en el alma de la mujer un sello profundo y duradero. Las almas son casi impenetrables, y eso os muestra cómo el amor es un nada cruel.
El bien público está formado por buen número de males particulares.
Lo que los hombres llaman civilización es el estado actual de las costumbres y lo que llaman barbarie son los estados anteriores.
El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen.
Sólo cabe entre el crimen y la inocencia una hoja de papel timbrado puesta de canto.
La justicia es la administración de la fuerza.
En la sociedad no todo se sabe, pero todo se dice.
Gobernar siempre quiere decir hacer descontentos.
Existe en todos nosotros un fondo de humanidad mucho menos variable de lo que se cree.
No se sabe quien goza más; si la mujer cuando se casa o el hombre cuando enviuda.
La inocencia es más a menudo una felicidad que una virtud.
... y la mujer, abrazada cariñosamente al infeliz, le decía: Quiero ignorar y sufrir contigo.
De todas las aberraciones sexuales, la peor es la castidad.
Para una Caperucita Roja, en buena moral, consiste la felicidad en ser comida por el lobo.
Sólo se ejerce una fuerte acción sobre los individuos apelando a sus pasiones o a sus intereses, no a su inteligencia.
Al final de nuestra vida, creo que las únicas cosas agradables serán las que soñamos y las que no llegamos a hacer.
¿Qué es viajar? ¿Cambiar de lugar? No. Cambiar de ilusiones y de prejuicios.
Observamos que en Francia, casi siempre, los críticos musicales son sordos y los críticos de arte ciegos. Eso les permite el recogimiento que necesitan las ideas estéticas.
¿A dónde me conduces, imaginación? Porque sin duda es dañino pensar, y la verdadera sabiduría consiste en no pensar nada.
Nuestra naturaleza humana nos hace pensar razonablemente y actuar insensatamente.
La casualidad es quizá el seudónimo de Dios, cuando no quiere firmar.
Es posible que me hubiera aniquilado la tristeza, si no me reanimase la facilidad que tenía para descubrir la parte cómica de las cosas.
La justicia es la sanción de las injusticias establecidas.
La vida resulta deliciosa, horrible, encantadora, espantosa, dulce, amarga; y para nosotros lo es todo.
Morir es tan sencillo y tan aceptable como nacer.
La historia me ha enseñado que sólo aparecen los actos heroicos en las derrotas y en los desastres.
No es con la filosofía con lo que se mantienen los ministerios.
En el arte como en el amor, basta con el instinto.
La verdadera historia es la de las máximas y las opiniones, más que la de las guerras y los tratados.
Es preciso matar el tiempo. Si bien se considera, ésa es la única ocupación de nuestra vida.
Regocíjate Dios triste a quien agrada el sufrimiento.
Gobernar significa descontentar.
La nada es un infinito que nos envuelve: venimos de allá y allá nos volveremos. La nada es un absurdo y una certeza; no se puede concebir, y, sin embargo, es.
No hay que exagerar nada, ni la modestia.
Tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe.
Concebía una idea muy elevada de la justicia por la ostentación que la rodeaba.