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No existe nombre para la violación de un diario. Lo cual demuestra que es más grave. No tiene nombre.
Amélie Nothomb
Era casi como todo el mundo: solo creía en las predicciones que le atañían personalmente.
La navidad me deprime pero la pascua me llena de alegría. Un Dios que se hace niño es desalentador. Un pobre hombre que se hace Dios es otra cosa.
Siempre me ha horrorizado el poder, pero me resulta menos doloroso padecerlo que imponerlo.
Yo no escribo como un hombre más de lo que escribo como una mujer. Los intentos de guetización de lo que los americanos llaman "gender" me parece estúpido y condenado al fracaso.
La lectura constituía, junto con el alcohol, la parte esencial de mis días: en adelante, sería la búsqueda de esa insoluble belleza.
De nuevo el problema de los límites: otra persona pasa por tu vida, hay que aceptar que pueda salir de ella con la misma facilidad con la que entró.
Escribir ya no tenía nada que ver con la extracción arriesgada de los inicios; fue en adelante lo que es hoy - el gran empuje, el miedo regocijante, el deseo que vuelve sin cesar a sus raíces, la necesidad voluptuosa.
No te rindas, correrías el riesgo de hacerlo una hora antes del milagro.
Vergüenza típica de la primera infancia: en lugar de sentirse orgulloso de su mayor nivel de exigencia, vivirlo como una singularidadculpable, ya que el ideal consiste en parecerse en la mayor medida posible a los individuos de tu edad.
Uno debería tener siempre algo de lo que huir, para cultivar esa maravillosa posibilidad. De hecho, siempre hay algo de lo que huir. Aunque sólo sea de uno mismo.
Las mujeres son víctimas especialmente perniciosas porque son víctimas, ante todo, de sí mismas, a otras mujeres.
Decirle a alguien que se ha terminado es feo y falso. Nunca se termina. Incluso cuando ya no piensas en alguien, ¿cómo dudar de su presencia dentro de ti? Un ser que ha contado para ti, siempre cuenta.
No existían tantas diferencias entre el trabajo de monje amanuense, en la Edad Media, y el mío: pasaba días enteros copiando letras y cifras.
Un artista que no duda es un individuo tan agobiante como un seductor que se cree en tierra conquistada.
Por más que sé que escribir es peligroso y que al hacerlo pones en riesgo tu vida, siempre acabo cayendo en la trampa.
La poesía japonesa acierta: la contemplación de los paisajes es lo que más cosas dice de nosotros.
Natsukashii designa la nostalgiafeliz el momento en que el recuerdo hermoso regresa a la memoria y la llena de dulzura.
Incluso el más cartesiano de los escépticos cree en su horóscopo.
Por hambre yo entiendo esa falta espantosa de todo el ser, ese vacío atenazador, esa aspiración no tanto a la utópica plenitud como a la simple realidad: allí donde no hay nada, imploro que exista algo.
No hables demasiado mal de ti mismo o terminarán por creerlo.
Los reencuentros son un fenómeno tan complejo que sólo deberían producirse tras un largo aprendizaje o simplemente prohibirse.
Hace una hora pensaba que los reencuentros deberían estar prohibidos. Ahora pienso que las separaciones también deberían estarlo.
Los jamasianos no creen que la existencia sea un proceso de crecimiento, una acumulación de belleza, de sabiduría, de riqueza y de experiencia; desde el momento de nacer, saben que la vida es disminución, pérdida, desposesión, desmembramiento.
Puedes ver inmediatamente cuando uno lee. El que lee está en otra parte.
La lengua no engaña: largarse rima con salvarse. Si te estás muriendo, lárgate. Si estás sufriendo, muévete. No existe más ley que la del movimiento.
Todo esto confirma mi metafísica: el cuerpo no es malo, el alma sí lo es. El cuerpo es la sangre: es puro. El alma es el cerebro: es grasa. La grasa del cerebro inventó el mal.
Un deseo es tanto más violento cuanto más se ignora el objeto que lo motiva.
Mientras existieran ventanas, el más débil de los humanos tendría su parte de libertad.
Detrás de toda obra se esconde una pretensión enorme, la de exponer tu visión del mundo.
¿Por qué inventar el infierno cuando existe el insomnio?
Mientras existan ventanas, el ser humano más humilde de la tierra tendrá su parte de la libertad.
Una de las enseñanzas de Buda: cuando friegue los platos, friega los platos.
Uno nunca es tan feliz como cuando encuentra el medio de perderse.
Uno no se vuelve inocente, simplemente por lavarse las manos de la situación.
Matar a un invitado en un momento de cólera desprende clase, es chic. Premeditar el asesinato de un invitado equivale a demostrar, como el colmo de la grosería, que ignoras el arte de la recepción.
Hay que forzar el destino. Si de mi capacidad de iniciativa dependiera, en la vida nunca ocurriría nada.
La mayoría de los sistemas autoritarios causan, en los países en los que se aplican, alucinantes casos de desviación.
Hay personas que ganan con el trato y otras que ganan al ser leídas.
Hay bellezas que saltan a la vista y otras que están escritas en jeroglíficos.