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Si pudieras dar mi vida al Rock&Roll.
Amaia Montero
Abrázame otra vez, vamos a prometer algo que nunca vayamos a romper.
Somos dos novios que no tienen este abril, que no se miran porque si, que no se hacen reír.
Me quedas tú, querernos más y darle al mundo nuestra paz.
Y volver a ver San Sebastián en el siglo XXVI, desde mi nave espacial.
Y ahí estás, la costumbre te ha hecho así; no fui capaz, en mi misma yo me perdí
Cuéntame al oído, muy despacio y muy bajito, porqué tiene tanta luz este día tan sombrío.
Muertos de risa vivimos la vida.
Cantaré hasta morir, hasta verte sonreír; donde estés te cantaré sólo a ti.
¡Y paseé por mi mente y encontré aquel rincón que te dejé, donde guardo los momentos que no olvidé!
Hay imposibles que un día consigues sin darte cuenta.
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez los ojos que tiene la luna.
Siento en mí ultrasonidos de algo que olvidé viendo llover.
He soñado siempre con poder dormir, sobre un lecho de algas y coral, disfrutar del silencio, que reina siempre allí. Y viajar encima de un delfín. cruzar mares sin parar, y nunca llegar al fín...
Lo nunca dicho se disuelve en un té, como el infiel dice, nunca lo haré
Prefiero morir que estar sin ti.
Ni siempre ni nunca, ni tú ni yo salimos con vida de esta canción.
Creo en la sinceridad de los árboles que no saben mentir.
Cuéntame al oído si es sincero eso que has dicho, o son frases disfrazadas esperando sólo un guiño.
Me quedas tú, me queda el mar y una poesía sin firmar.
Si pudiera volver a nacer, te vería cada día amanecer, sonriendo como cada vez, como aquella vez...
Que de veces me has hecho reír, cuanto tiempo sin llorar.
Eres todo lo que más quiero, pero te pierdo en mis silencios.
Quiero ser un alma libre de madrugada.
Te asesino con un beso, y se descubre el crimen.
En el libro que te di, deja secar ese beso junto a ti, no dejes que el tiempo arrugue, las hojas del libro que te di.
Mírame y dime lo que ves, mírate y dime en que se parecen A y B.
Si quieres venir conmigo a buscar la fórmula exacta de la realidad, intenta escribir a los demás, procura que nadie nos oiga marchar.
Lagrimas que anuncian conclusiones, manos que no dan sin recibir.
Si pudieras ver las alas de mi cuerpo.
Despacio, como se mira un buen cuadro, como se abraza al diablo.
Sobre el agua se dibuja una historia ya dormida, en silencio escucho el verso de tu despedida.
Igual que el mosquito más tonto de la manada, yo sigo tu luz aunque me lleve a morir; te sigo como le siguen los puntos finales a todas las frases suicidas que buscan su fín.
Es tu ausencia mi amiga en soledad, me ha contado que el sol sale por ti.
Como ver, que vuelve a ser invierno; y que los niños, ya me tratan de usted.
Te escribo desde el silencio, donde el miedo no tiene excusa.
Dáme un sueño roto para coser, dame un libro que me haga crecer.
Me abrazaría al diablo sin dudar, por ver tu cara al escucharme hablar.
Ilusos que hoy arrojan a la fuente sus monedas; realistas que no dudan en mojarse y cogerlas.
No consigo hacer nada sin darme cuenta.