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La poesía no debe ser sino un descanso de nuestras horas de ocio, el adorno de la vida.
Alphonse de Lamartine
Estar solo es reinar; ser libre es vivir.
Una conciencia sin Dios es como una corte sin juez.
El hombre, en sus más bellos ensueños, jamás ha podido hallar nada mejor que la Naturaleza.
Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas.
Limitado en su naturaleza, infinito en sus ansias, el hombre es un dios caído que se acuerda del cielo.
Apóyese sobre el obstáculo y láncese más lejos.
El tiempo es tu navío, no tu morada.
En su propio lugar todo está bien, ntodo es bueno, todo es grande.
Estoy harto de museos, esos cementerios de las artes.
El hombre no tiene puerto, el tiempo no tiene orilla. ¡Él se desliza y nosotros pasamos!
El sol de los vivos ya no calienta a los muertos.
La virtud más difícil de obtener en la lucha de las ideas, es la moderación.
Las democracias observan más cuidadosamente las manos que las mentes de quiénes las gobiernan.
La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es un progreso.
La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir.
Cuando el amor ha sido una comedia, forzosamente el matrimonio tiene que derivar en drama.
Suprimid a Dios y se habrá hecho la noche en el alma humana.
Utopía, es solo una verdad prematura.
Un pueblo sin alma es solamente una multitud.
Sólo el egoísmo y el odio tienen patria. ¡La fraternidad no la tiene!
El hombre es un dios caído que se acuerda del cielo.
Un solo ser nos falta, y todo está despoblado.
No hay un alma de veinte años que no sea republicana; no hay un corazón desengañado que no sea servil.
La flor muere entregando sus perfumes al céfiro; a la vida y al sol, éstos son mis adioses; ahora muero y mi alma cuando expiro se exhala como un triste sonido lleno de melodía.
No hay peores tiranos que los esclavos, ni hombres más soberbios que los salidos de la nada.
Yo soy de la opinión de los que son perseguidos.
Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de sí mismo es una lágrima.
En el principio de todas las cosas grandes hay una mujer.
La familia es un complemento nuestro, complemento mayor que nosotros, anterior a nosotros y que nos sobrevivirá con lo mejor de nosotros.
El ideal no es más que la verdad a distancia.
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