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Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira.
Almudena Grandes
Una ciudad puede ser algo más que un conjunto de calles con casas donde vive la gente.
- Qué raros son tus cuñados, ¿No? - Sí, es que son de Madrid. - Será eso.
La expectativa de felicidad es más intensa que la propia felicidad, pero el dolor de una derrota consumada supera siempre la intensidad prevista en sus peores cálculos.
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla.
La felicidad es como los encefalogramas: se trata de exponerse a estar muy bajo para llegar más tarde al pico. El que apueste por la meseta nunca lo consigue.
Si fuera más joven no estaría tan preocupada, porque para crisis, las que he tenido que chuparme yo, hijo mío. Pero nosotros podíamos, nosotros éramos fuertes, estábamos acostumbrados a sufrir, a emigrar, a pelear, y sin embargo, ahora...
No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad era también una manera de resistir.
Porque existen hambres mucho peores que no tener nada que comer, intemperies mucho más crueles que carecer de un techo bajo el que cobijarse, pobrezas más asfixiantes que la vida en una casa sin puertas, sin baldosas ni lámparas.
La alegría es un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento.
El verbo creer es un verbo especial, el más ancho y el más estrecho de todos los verbos.
Las cosas inútiles, si son bonitas, sirven para algo, ¿no? Aunque no sea más que para alegrarse de verlas.
La gente es muy malpensada. Hay personas envidiosas, rencorosas, hasta entre las que han consagrado su vida a Dios. Debemos compadecerlas y rezar por ellas.
Los españoles, que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca habíamos sabido ser dóciles.
La miseria engendra miseria, la pobreza, avaricia, la desgracia, indiferencia, y el amor, mi única riqueza, iba a hacerme peor, egoísta, mezquina, codiciosa.
Solo puedo pensar en mi cuando pienso en ti. Solo puedo pensar en ti conmigo...
El que no es sabio es necio, y entre los necios no hay diferencias.
La naturaleza de la ambición es la insaciabilidad, desear más, siempre más, temer cada vez más lo que más se desea.
Las relaciones sexuales son como el dinero: cuando lo tienes te lo gastas, y cuando careces de él, sólo piensas en eso.