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Somos nosotros nuestros propios jueces, pues el estado de nuestra alma nos eleva o nos precipita.
Allan Kardec
Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso, soberanamente justo y bueno.
Sabedlo bien, nada es nada, y la nada no existe.
Cuando el pensamiento está en una parte determinada, también lo está el alma.
El hombre que cree infalible a su razón está muy cercano del error.
El mundo espiritista es el normal, primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo.
¿Qué es el espíritu? El principio inteligente del universo.
Dios no condena los goces terrestres, sino el abuso de estos goces en perjuicio de las cosas del alma.
El orgullo y la ambición serán siempre una barrera entre el hombre y Dios; son un velo corrido ante los celestes destellos, y Dios no puede servirse de los ciegos para dar a comprender la luz.
¿acaso los tejidos del hombre y de los animales no encierran los gérmenes de una multitud de gusanos, que esperan para nacer la fermentación pútrida necesaria a su existencia?
Llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
En efecto, todo el espiritismo está contenido en la existencia del alma y en su estado después de la muerte.
En verdad os digo, que han llegado los tiempos en que todas las cosas deben ser restablecidas en su verdadero sentido, para disipar las tinieblas, confundir a los orgullosos y glorificar a los justos.
La principal cualidad de la oración es el ser clara, sencilla y concisa, sin frases inútiles, ni lujo de epítetos pomposos; cada palabra debe tener su objeto, despertar una idea, conmover una fibra, en una palabra, "debe hacer reflexionar"; con esta sola condición la oración puede alcanzar su objeto.
El verdadero espiritista ve las cosas de este mundo desde un punto tan elevado; le parecen tan pequeñas y mezquinas, comparadas con el porvenir que espera; la vida es para él tan corta, tan fugitiva, que a sus ojos las tribulaciones no son más que incidentes desagradables de un viaje.
La eterna es la vida del espíritu, la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.
Para los espíritus, y, sobre todo, para los superiores, la idea lo es todo, y nada.
Arrepentimiento, expiación y reparación son las tres condiciones necesarias para borrar las huellas de una falta y sus consecuencias.
Las ideas nuevas sólo fructifican cuando la tierra está preparada para recibirlas.
Hay dos clases de familia: las familias por lazos espirituales y las familias por lazos corporales.
Dios es infinito en sus perfecciones; pero lo infinito es una abstracción. Decir que Dios es lo infinito equivale a tomar el atributo por la misma cosa, y definir una que no es conocida por otra que no lo es bastante.
Las cualidades del alma son las mismas que las del espíritu encarnado en nosotros, de modo que el hombre de bien es encarnación de un espíritu bueno y el hombre perverso lo es de un espíritu impuro.
Qué sería de nuestro cuerpo si careciese de alma? Un montón de carne sin inteligencia, todo lo que queráis, menos un hombre.
Rechazar las comunicaciones de ultratumba implica rechazar el medio más poderoso de instrucción, que resulta de la iniciación en el conocimiento de la vida.
Se necesitan años para ser un médico adocenado, las tres cuartas partes de la vida para ser sabio, ¡y se querrá obtener en unas cuantas horas la ciencia del infinito!
Para prepararse un lugar en este reino, es necesario la abnegación, la humildad, la caridad en toda su celeste práctica, y la benevolencia para todos; nadie os pregunta lo qué habéis sido, qué rango habéis ocupado, sino el bien que habéis hecho, las lágrimas que habéis enjugado.
El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no admite nada superior a si mismo.
En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud.
El alma es un espíritu encarnado, cuyo cuerpo no es más que la envoltura.
Puede decirse que los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material.
El alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte.
Los espíritus no encarnados o errantes no ocupan una región determinada y circunscrita, sino que están en todas partes, en el espacio y a nuestro lado, viéndonos y codeándose incesantemente con nosotros. Forman una población invisible que se agita a nuestro alrededor.
¿Penetrará el hombre algún día el misterio de las cosas ocultas? El velo se descorre ante él a medida que se purifica; pero para comprender ciertas cosas le son menester facultades que no posee aún.
En el número de las causas de locura ha de incluirse también el terror.
El mal no está fuera de mí, sino en mí. Soy yo, por lo tanto, quien debe transformarse, y no las cosas exteriores. Somos portadores de nuestro cielo y de nuestro infierno.
Nada puede prevalecer contra la evidencia de los hechos.
El hombre que se ha dedicado a una especialidad encadena a ella todas sus ideas.
Los fenómenos espiritistas están basados en la acción de inteligencias que, teniendo voluntad propia, nos prueban a cada instante que no se hallan a merced de nuestros caprichos.
El hombre que tiene conciencia de su inferioridad halla en la doctrina de la reencarnación una consoladora esperanza. Si cree en la justicia de Dios, no puede esperar.
El mundo corporal no pasa de ser secundario; podría dejar de existir, o no haber existido nunca, sin que se alterase la esencia del mundo espiritista.