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El socialismo no surge de nuestra voluntad, está más allá de los partidos mismos, porque son las condiciones económicas de los países las que lo convocan.
Alicia Moreau de Justo
Cuando hayamos llegado a la conquista del sufragio, sólo entonces será el momento de una acción política definida...
El voto femenino implica mayores responsabilidades cívicas. Las mujeres no podrán lavarse las manos y decir yo no voté, yo no sé nada. El país se va a la ruina y yo no tengo nada que ver.
Recuerden las mujeres que dispersas las fuerzas se debilitan y que para conseguir el bien común necesario es sacudir la apatía y elevarse por encima del bienestar del momento presente.
Bueno, todo el mundo desea ser más capaz de lo que es, encontrar circunstancias que le permitan desarrollar esa capacidad, pero las circunstancias dependen de los de afuera, no de uno; y entonces se puede o no se puede, y yo he hecho lo que he podido.
Un partido que es capaz de autocriticarse muestra que se mantiene despierto.
Cuando llegué al país, no caminaba; como digo siempre, tuve mucho gusto de aprender a caminar sobre esta tierra de la que nunca me separé.
La situación ha cambiado. A mi edad, las cosas se miran de otra manera: sin posiciones sectarias. ¿Qué mejor unidad que la de los viejos camaradas? Pero el destino no está cerrado. Tenemos que acompañarlo al ritmo de los más jóvenes. Nada es imposible.
Para nosotros, no es un ángel caído del cielo en la animalidad sino un ser en ascendente evolución; no purga sus pecados sobre la tierra sino que hace de ella el escenario de la maravillosa aventura de su vida inteligente, en busca de la libertad y queremos arrancar de esas creadoras fuerzas supremas, el lastre pesado de los siglos de barbarie y de barbarie actual.
-¿Qué le gustaría que le escribieran algún día como epitafio?- Aquí yace una gran luchadora contra molinos de viento.
La democracia es, así ha sido definida hace bastante tiempo, el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, es decir, que el pueblo no sea un instrumento para dar a otros las leyes que necesitan para hacer lo que quieran con el país.
Que la humanidad deje de estar dominada por el deseo de alcanzar ganancias inútiles. Que se renueve entre los pueblos el sentimiento internacional de la solidaridad.
Cuando yo era chica, hace tiempo ya, escuchaba cómo en mi casa hablaban de una mujer que estaba en la política. La mencionaban con respeto pero como si se tratase de algo extraño.
Soy muy analítica y a veces despiadada conmigo misma, por eso todas estas manifestaciones de afecto por mis años no hacen más que agudizar mis dudas: ¿Qué merezco yo de todo esto? Apenas miro para atrás advierto la gran distancia que existe entre lo que yo hubiera deseado hacer y lo poco que llegué a concretar.
Siempre creí que este país merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría. Recuerdo los barrios obreros de esta ciudad cuando llegábamos con las banderas rojas, y la gente se iba reuniendo y se iban logrando cosas. Cuando el Partido Socialista era una parte linda de la vida. Cuando las mujeres nos juntamos por primera vez y empezamos a pelear por nosotras...
Me hubiera gustado ver que en este siglo que he vivido no existieran niños ni ancianos desvalidos.
Recuerden... Que los verdaderos derechos se deben conquistar, que es necesariovencer los conservadores, rutinarios retrógrados, los temerosos de lo nuevo, los amantes del pasado, que es necesariovencer el temor de los políticos que ven con recelo esa incógnita que encierra el voto femenino, y tal vez sea éste el mayor obstáculo.
Aquí yace una gran luchadora contra molinos de viento.
El destino no está cerrado. Tenemos que acompañarlo al ritmo de los más jóvenes. Nada es imposible.