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Volví a la estación de tren y me senté a esperar. Mirando las vías perderse en la niebla comprendí que aquel día había sido el primer tramo de un camino que me iba a llevar a algún sitio importante.
Alfredo de Hoces
No había nada más difuso, inútil, borroso y sangrante que un proyecto interno. Era una especie de orgía en la que participaba toda la empresa y a mí siempre me daban por el culo.
A los jóvenes de hoy no les importa nada porque nadie les enseña nada que de verdad valga la pena. Los jóvenes de hoy no tienen metas porque ya no quedan metas.
El plural corporativo. Yo curro, tu curras, él cobra, nosotros facturamos, vosotros facturáis, ellos viven de putamadre. Y todos tan contentos.
Las calles estaban vacías, pero de alguna forma parecían llenas de vida. Todo tenía significado: la lluvia, la luz de una farola, un jardín, un árbol, un viejo portón de madera... El mundo estaba pintado con una paleta de sensaciones.
Ya no éramos un grupo de amigos que repartían pizzas, daban clases particulares o ponían copas para costearse las carreras; habíamos partido en busca de futuro y ahora éramos informáticos en Irlanda, telecos en Suecia, biólogos en USA.
No será orgullo español, no. Será puro orgullo personal; la recompensa al esfuerzo de dejarlo todo, empezar de cero, sudar tinta y conseguir hacerme una vida. No será el orgullo de ser tuyo, querida España. Será el orgullo de haberte sobrevivido.
Plantad la semilla de la avaricia en la infértil tierra de la estupidez y obtendréis la bella flor de la mierda.
Allí dentro había un cartón de huevos. De cuatro por cuatro. En total dieciséis huevos. Yo me sentía confuso y el primer huevo de cada fila estaba pintado en azul. Ivon tomaba notas en su PDA. Los demás sonreían y asentían, complacidos. Yo no lo entendía.
Volver a aquella casa era volver a aquel verano en que viví toda una vida, a aquel universo perfecto que giraba alrededor de dos chiquillos enamorados.
Revolución es cuando la gente se une para derrotar una mentira; religión es cuando se une para derrotar a la verdad.
Mi verdadero yo no estaba donde quería estar; mi verdadero yo quería subir a ese tren. Sabía que en algún punto nos habíamos equivocado de vía y sufría por ello.
Hay quien diría que veo las cosas de una determinada manera porque soy informático. Yo siempre digo que me hice informático porque veo las cosas de una determinada manera.
Existe una línea marrón que divide a la humanidad en dos grandes grupos: aquellos que nacen por encima de la línea de flotación y tienen una vida, y los que nacemos hundidos en la mierda y tenemos que darnos de hostias por salir a respirar.