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La capacidad de alegría es una fuente del bien moral.
Alfonso Reyes Ochoa
¿Qué culpa tengo yo de tener una memoria de colodión, que lo que miro se me queda grabado?
Al procurar nuestras legítimas ventajas personales no hemos de perder de vista lo que debemos al país, ni a la sociedad humana en conjunto. Y en caso de conflicto, el bien más amplio debe triunfar sobre el bien más particular y limitado.
No me vendas rencor en almíbar, si he de hallar acíbar en el corazón.
Cuando pierden de vista la moral, civilización y cultura degeneran y se destruyen a sí mismas.
Nunca se conforma el hombre con lo que ya encuentra.
Las naciones, en su conducta de unas para con las otras, pueden imaginarse como unas personas más amplias que las humanas, pero que debieran gobernarse conforme a iguales principios de bien y de justicia.
La familia es una escuela de mutuo perfeccionamiento.
En realidad, el progreso humano no siempre se logra, o sólo se consigue de modo aproximado. Pero ese progreso humano es el ideal a que todos debemos aspirar, como individuos y como pueblos.
Sólo las figuras cargadas de pasado están ricas de porvenir.
Ese sol con sueño.
El hombre debe educarse para el bien.
Publicamos para no pasarnos la vida corrigiendo los borradores.
El bien es un ideal de justicia y de virtud que puede imponernos el sacrificio de nuestros anhelos, y aun de nuestra felicidad o de nuestra vida.
El arte de la expresión no me apareció como un oficio retórico, independiente de la conducta, sino como un medio para realizar plenamente el sentido humano.
Si a los cultos estuviera confiado dar el aliento a los idiomas, todavía estaríamos hablando en latín.
¡Qué natural lo que se acaba cuando ya se apaga por sí! Voy con la razón satisfecha, dormido, contento feliz.
Despeinado y dulce.
Pues no hay idea de todo lo que desperdiciamos y dejamos abandonado a lo largo de veinticuatro horas, y que puede servir otra vez aunque sea como materia prima. Y el desperdicio es también una inmoralidad.
Cuando el gobierno (que no es lo mismo que la ley) comienza a contravenir las leyes, o a desoír los anhelos de reforma que el pueblo expresa, sobrevienen las revoluciones. Estos hechos históricos no son delitos en sí mismos, aun cuando en la práctica se los trate como tales cuando las revoluciones son vencidas.
El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía... La vida muere, los libros permanecen.
A veces lamento hablar en español: escuchado desde la otra orilla debe ser algo incomparable, lleno de chasquidos y latigazos, terrible carga de caballería de abiertas vocales, por entre un campo erizado de consonantes clavadas como estacas.
La falta de amor y respeto entre los miembros de una familia es, para éstos, una desgracia, y para los extraños, un motivo de repugnancia: nada más.
Hay igual o mayor bravura en dominarse a sí mismo que en asustar o agraviar al prójimo.
La literatura puede ser citada como testigo ante el tribunal de la historia o del derecho, como testimonio del filósofo, como cuerpo de experimentación del sabio.
El fin de la creación literaria es iluminar el corazón de todos los hombres, en los que tienen de meramente humano.
Hay que interesarse por las anécdotas. Lo menos que hacen es divertirnos. Nos ayudan a vivir, a olvidar por unos instantes: ¿hay mayor piedad? Hay que interesarse por los recuerdos, harina que da nuestro molino.
El deber más santo de los que sobreviven es honrar la memoria de los desaparecidos.
Quiero que la literatura sea una cabal explicitación, y, por mi parte, no distingo entre mi vida y mis letras. ¿No dijo Goethe: Todas mis obras son fragmentos de una confesión general?
Escribo: eso es todo. Escribo conforme voy viviendo. Escribo como parte de mi economía natural. Después, las cuartillas se clasifican en libros, imponiéndoles un orden objetivo, impersonal, artístico, o sea artificial. Pero el trabajo mana de mí en un flujo no diferenciado y continuo.
El ideal es llegar a la paz y armonía entre todos los pueblos. Para esto, hay que luchar contra los pueblos imperialistas y conquistadores hasta vencerlos para siempre.
Pero la paz, como la democracia, sólo pueda dar todos sus frutos donde todos la respetan y aman.
Que sigue a los niños.
La voluntad moral trabaja por humanizar más y más al hombre, levantándolo sobre la bestia, como un escultor que, tallando el bloque de piedra, va poco a poco sacando de él una estatua.
Conservo retratos de mis tres, de mis seis meses, me parece que ésos son mis verdaderos retratos y lo demás es decadencia.
¿Qué tienes alma que gritas a tu manera y sin voz? Los caminos de la vida no llevan a donde yo voy.
Si el hombre no cumple debidamente sus necesidades materiales se encuentra en estado de ineptitud para las tareas del espíritu y para realizar los mandamientos del bien.
¿La emoción? Pídela al número que mueve y gobierna al mundo. Templa el sagrado instrumento más allá del sentimiento. Deja al sordo, deja al mudo, al solícito y al rudo. Nada temas, al contrario, si en el rayo de una estrella logras calcinar la huella de tu sueño solitario.
Claro y amarillo:
El primer grado o categoría del respeto social nos obliga a la urbanidad y a la cortesía.