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Mientras la historia dura, un filósofo no puede actuar en la historia, pero como la historia ha terminado, el filósofo puede muy bien participar en la gestión de los asuntos.
Alexandre Kojève
El budismo: Es la única religión atea.
El hombre y el mundo forman una unidad; No por qué el mundo sea espíritu, sino porque el hombre es naturaleza.
La ciencia total sólo puede resultar de un esfuerzo total del hombre, es decir del conjunto del esfuerzo humano colectivo realizado por la evolución perfecta de la historia universal.
La idea desencadena la acción al enunciar un proyecto, al indicar un objetivo; y determina y guía la acción al elaborar un programa. Para no ser utópico, ese proyecto y ese programa, al oponerse al presentepolítico, deben tenerlo en cuenta: deben ser realizables a partir del presente dado y no suponiendo condiciones inexistentes.
La autoridad es, pues, necesariamente una relación, entre agente y paciente: es, entonces, un fenómeno esencialmente social y no individual; es preciso que existan dos, por lo menos, para que haya autoridad.
Sólo hay autoridad allí donde hay movimiento, cambio, acción: sólo se tiene autoridad sobre lo que puede reaccionar, es decir, cambiar en función de lo que, o de quien, representa la autoridad.
La autoridad pertenece a quien hace cambiar y no a quien experimenta el cambio: la autoridad es, en lo esencial, activa y no pasiva.
Todas las formas de la autoridad tienen en común que permiten ejercer una acción que no provoca reacción, porque quienes podrían reaccionar se abstienen consciente y voluntariamente de hacerlo.
Una teoría del poderpolítico no es, pues, más que una teoría de la autoridad.
La vida humana es una comedia donde uno tiene que jugar en serio.
Nos dirigimos hacia un modo de vida ruso-americano, antropomórfico pero animal, quiero decir sin negatividad.
El acto autoritario se distingue de todos los demás por el hecho de que no encuentra oposición por parte de quien, o de quienes, es el destinatario. Lo que presupone por una parte, la posibilidad de una oposición y, por la otra, la renuncia consciente y voluntaria a la realización de esa posibilidad.
En el hombre hay un 1% de humano y el resto es, digamos, animal; esto da un alto margen de territorio impenetrable. En lo sexual, lo humano es la prohibición del incesto, esto ha sido dicho y es verdad ¿Pero el resto?
El pasado es siempre venerable; tocarlo implica un sacrilegio; descuidarlo es inhumano. Desde siempre -y sobre todo en la antigüedad pagana-, la autoridad de una institución estaba justificada (explicada) por su antigüedad. Asimismo, la antigüedad de una familia, de un estado era no sólo un título glorioso, sino también una base muy real de autoridad.
El Poder político es el poder del Estado que se ejerce por intermedio de quien, o de quienes, lo representan o lo encarnan. Sin Estado (en el amplio sentido de la expresión) no habría poder político (en el sentido propio de la expresión).
El hombre es el único ser en el mundo que sabe que va a morir, y se puede decir que es la conciencia existente de la muerte, o una muerte consciente de sí.
La angustia es por tanto una condición necesaria de la liberación; pero insuficiente. Es apenas una posibilidad de la libertad.
El esclavo está sujeto al mundo natural, ya que prefirió vivir. El amo, que arriesgó la vida, venció el mundo natural y, por lo tanto del esclavo. El amo ha aceptado la muerte conscientemente, el esclavo la ha rechazado.
La autoridad es la posibilidad que tiene un agente de actuar sobre los demás (o sobre otro), sin que esos otros reaccionen contra él, siento totalmente capaces de hacerlo.
Yo era comunista. No había razón para huir de Rusia. Pero sabía que el establecimiento del comunismo significaba 30 años terribles. A veces pienso esas cosas. Un día dije a mi madre: Después de todo, si me hubiera quedado en Rusia. Y ella respondió: Te hubieran fusilado por lo menos dos veces.
La muerte es una finitud dialéctica. El ser dialéctico, es decir, el hombre, es el único ser mortal, en sentido lato. La muerte de un ser humano difiere esencialmente del fin de un animal o de una planta, así como de la desaparición de una cosa por simple desgaste.
Una teoría del poder político no es, pues, más que una teoría de la autoridad (que se manifiesta en el campo político); más exactamente, una aplicación (teórica) de la teoría de la autoridad a la política. (es decir, al Estado).
El hombre, siendo libre y autónomo, reconoce que los otros son igualmente libres y autónomos. Y, de modo inverso, él solo es libre y autónomo si es libremente reconocido como tal por los otros.
Lo mismo ocurre en los Estados llamados democráticos, donde el poder parece pertenecer a la masa, aunque en realidad es el Estado quien lo posee y lo ejerce: sólo que en ese caso el Estado es encarnado en, o representado por el conjunto de ciudadanos.