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En un mundo donde la ironía reina, donde hay que separarse, protegerse y reírse de cualquier cosa que sea honesta o tenga una carga emocional, yo apuesto por la catarsis. Me gusta invertir emocionalmente en las cosas. Y la catarsis, cuando toca la vena emocional, tiene la posibilidad de abrir las puertas incluso de quienes se protegen.
Alejandro González Iñárritu
Los seres humanos somos criaturas patéticas y adorables.
En mi carrera me he vuelto un experto en pasar, en un segundo y sin haber hecho nada, de ser un exitoso nominado a un perdedor.
Para mí el ritmo es Dios. El arte es la palpitación de ese ritmo y, si no lo tienes, es imposible crear algo.
Me excita poder fallar.
Decían que los 40 eran duros, aunque yo ni me di cuenta cuando los pasé. Pero con los 50 entré en una melancolía profunda. Aún sigo navegando en esa nube en donde se empiezan a apagar las luces de la fiesta.
Soy un hombre que observa más las pérdidas que las ganancias, estoy obsesionado con la pérdida, porque me duele perder lo que he tenido.
El arte verdadero, la expresión individual verdadera como el trabajo increíble de los directores no puede compararse, no puede ser etiquetado y no puede ser vencido, porque nuestro trabajo solo lo juzga el tiempo.
La inteligencia puede definirse como la posibilidad de poseer dos ideas opuestas simultáneamente y tener la capacidad de operar. Yo soy dos piernas con una contradicción constante cuyo resultado es mi obra.
Cualquiera puede hacer una película, pero lograr una buena es abrir una guerra a muerte, principalmente contigo mismo. Por eso me da miedo cada vez que voy a empezar una, porque no la suelto.