Imágenes
Y aquel fue mi triste final, el final del Noble más distinguido y afortunado de España.
Alberto Bellido García
Finalmente, medio año más tarde, España consiguió librarse de la plaga de muertos vivientes, y Alberto y Marisa iniciaron una nueva vida en común.
Y desde el cielo, a pesar de la intensa oscuridad, puede observarse como los coches de Ángel y Fernando se paran en medio de la carretera de salida de Belchite.
Petre, el vampiro, tenía la boca ensangrentada y se abalanzó, sin asomo de piedad, sobre él.
Poco a poco, sus gritos fueron convirtiéndose en estertores y su cuerpo, ensangrentado, quedó inerte sobre la tierra.