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Llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias y evitables.
Albert Rivera
Traducción: Todo lo que sea dejar fuera los partidos nacionalistas de los pactos de Estado nos parece bien.
Nuestra crítica al nacionalismo se basa en que no se ocupa de los temas sociales. Nuestros valores básicos son la libertad y la igualdad de las personas por encima de lenguas y banderas, y el rechazo a cualquier carácter identitario.
Queremos recuperar los comportamientos leales y queremos imaginar una España que en lugar de tener que pactar Zapatero con ERC, tanto el PSOE como el PP puedan pactar con nosotros para poder marcar un ritmo de Estado en lugar de tener que estar condicionados por los partidos nacionalistas.
Representamos la tercera vía, el partido que está entre España a garrotazos.
Nosotros no creemos en una Cataluña libre, sino en una Cataluña dentro de España.
Cataluña es una comunidad autónoma de España, no una nación sin Estado.
Saber catalán debe ser un mérito, no una barrera.
Queremos dejar a Cataluña en pelotas desde el punto de vista laico, de neutralidad; que los poderes públicos no tengan trampa ni cartón; que quepan todos: los que son nacionalistas, los que no lo son, los religiosos y los que no son religiosos.
Hay un nuevo partido en el Parlamento Europeo que se llama Identidad, Tradición y Soberanía, que dicen que es de extrema derecha. Y éstas palabras usted las usa mucho en sus discursos.
Me siento desnudo políticamente sin ningún tipo de máscara. Es como vamos a ir al Parlament.
La Generalitat es hoy monolingüe, porque el castellano ha quedado como lengua residual. El ciudadano debe tener derecho a ser respondido en castellano, aunque haya que hacer las modificaciones legales necesarias. La ciudadanía no se siente ni cómoda ni representada con esta política lingüística dirigida por Carod-Rovira.
Ocupamos parte de ese centro político. Venimos a ayudar en la política. Nuestros votantes son gente de todas las clases sociales. Somos críticos y deseamos regenerar la vida política española.
El problema de España no es que un nacionalista pida el oro y el moro, sino que se lo den.
¿Es una provocación hablar castellano en la calle, en Barcelona? ¿Por qué, entonces lo sería hacerlo en el Parlament, que representa al pueblo?
Soy muy del Barça, pero no me gusta mezclar el deporte con la política. Y si uno quiere ser devoto o no de la Virgen de Montserrat o de la del Rocio es libre de hacerlo. Pero eso no tiene que formar parte de la vida pública.
No podemos estar pendientes de enfrentamientos absurdos entre la clase política, los ciudadanos quieren oír hablar de hipotecas, de autovías, de vivienda.
Queremos ser un partido conciliador entre españoles, que cree en el Estado liberal, el concepto de ciudadanía y la igualdad, libertad y solidaridad entre todos los ciudadanos.
Lucharé por una Cataluña en la que puedas sentirte español y no te llamen facha.
El PSOE y sus aliados apelan a un ficticio derecho de adopción, a través del cual las parejas homosexuales podrían adoptar en las mismas condiciones que los matrimonios; pero ese derecho no es tal.