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Me invadió el miedo terrible de volverme loco. Fui llevado a otro mundo, otro lugar, otro tiempo. Mi cuerpo parecía estar sin sensación, sin vida, extraño. ¿Me estaba muriendo? ¿Era esto la transición? A veces creía estar fuera de mi cuerpo, y por tanto percibía claramente, como un observador externo, la tragedia completa de mi situación.
Albert Hofmann
Es muy peligroso perder el contacto con la naturaleza viva.
En el exterior es energía pura y una sustancia incolora. Todo lo demás ocurre a través del mecanismo de nuestros sentidos. Nuestros ojos ven sólo una pequeña fracción de la luz del mundo. Se trata de un truco para hacer un mundo de color, que no existe fuera de los seres humanos.
Una naturaleza distinta la presentan los peligros cuando el delirio desencadenado por el LSD no es de carácter maníaco, sino depresivo. En estos casos, las visiones aterradoras, el miedo mortal o el miedo a estar o volverse loco pueden llevar a peligrosos colapsos psíquicos y al suicidio. Aquí, el viaje de LSD se convierte en horror trip -viaje horroroso-.
Conozco el LSD, no necesito tomarlo. Tal vez cuando me muera, como Aldous Huxley.
Hay experiencias sobre las que la mayoría de las personas no se atreve a hablar, porque no caben en la realidad cotidiana y se sustrae una explicación racional. No nos estamos refiriendo a acontecimientos especiales del mundo exterior, sino a procesos de nuestro interior, que en general se menosprecian como meras ilusiones y se desplazan de la memoria.
El LSD quiso contarme algo... Me aportó una alegría interior, una mentalidad abierta, un agradecimiento, me abrió los ojos y me dio una sensibilidad interior de los milagros de la creación.
La realidad es impensable sin un sujeto que experimente, sin un yo. Es el producto del mundo exterior, del emisor y de un receptor, de un en cuya mismidad más íntima se vuelven conscientes las irradiaciones del mundo exterior registrad por las antenas de los órganos sensoriales. Si falta uno de los polos no se concreta ninguna realidad no resuena música de radio, la pantalla queda vacía.
La diferencia entre un veneno, una medicina y un narcótico es sólo la dosis.
No existe una realidad, sino varias; cada una de ellas encierra una distinta conciencia del yo.
Cuando se estudian las ciencias naturales y los milagros de la creación, si no te conviertes en un místico, es que no eres un científico natural.
Creo que en la evolución humana nunca ha sido tan necesario contar con esta sustancia, el LSD. Se que es sólo una herramienta para convertirnos en lo que se supone que somos.
Los cambios psíquicos y los estados sublimes de conciencia provocados por los alucinógenos se encuentran tan alejados de la vida ordinaria que resulta casi imposible describirlos en el lenguaje corriente. Una persona bajo los efectos de un alucinógeno abandona su mundo familiar y actúa según otras normas, en otras dimensiones y en un tiempo distinto.