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Feliz y juzgado o bien absuelto y miserable.
Albert Camus
Hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana.
No creo en Dios, me aburre.
El conquistador no busca la unidad, sino la totalidad, lo que significa el aplastamiento de las diferencias.
Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar.
Los que escriben con claridad tienen lectores; los que escriben oscuramente tienen comentaristas.
El buen gusto consiste en no insistir, todo el mundo lo sabe.
No es vergonzoso preferir la felicidad.
No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.
El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo.
Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo.
Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad. Para mí es la soledad infinita.
La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad... Nunca.
Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo.
¿Quién podría afirmar que una eternidad de dicha puede compensar un instante de dolor humano?
Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa.
Amo demasiado a mi país para ser nacionalista.
Lo absurdo es el pecado sin Dios.
A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad.
Hay una ambición que deberían tener todos los escritores: ser testigos y gritar cada vez que se pueda y en la medida de nuestro talento, por quienes se hallan en servidumbre.
Si bastara con amar, las cosas serían demasiado sencillas. Cuanto más se ama, más se consolida lo absurdo.
Donde reina la lucidez, la escala de valores es inútil.
Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta.
En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Todas las revoluciones modernas han concluido en un reforzamiento del poder del estado.
Una sola sentencia será suficiente para el hombre moderno: fornicaba y leía periódicos.
En política son los medios los que deben justificar el fin.
He visto a personas obrar mal con mucha moral y compruebo todos los días que la honradez no necesita reglas.
La solidaridad de los hombres se funda en el movimiento de rebeldía, y éste, a su vez, sólo halla justificación en esta complicidad. Tendremos, pues, derecho a decir que toda rebeldía que se autoriza a negar o a destruir esta solidaridad pierde al mismo tiempo el nombre de rebeldía y coincide en realidad con un consentimiento criminal.
Ellos mandan hoy... porque tú obedeces.
Está la belleza y están los humillados. Por difícil que sea la empresa quisiera no ser nunca infiel ni a los segundos ni a la primera.
La integridad no tiene necesidad de reglas.
Cada vez que un hombre en el mundo es encadenado, nosotros estamos encadenados a él. La libertad debe ser para todos o para nadie.
En estos momentos están poniendo bombas en los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si la justicia es eso, prefiero a mi madre.
El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse.
Los hombres lloran porque las cosas no son lo que deberían ser.
Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo.
Dos hombres traicionados por la misma mujer son algo parientes.
Los hombres fingen respetar el derecho y solo se inclinan ante la fuerza.
No es noble la rebelión por sí misma, sino por lo que exige.