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Es el amordeseo de un contento que nunca llega a su dichoso estado; si no es fino, no hay gusto en su cuidado; si es fino, todo es pena y sentimiento.
Agustín Moreto
Es bien grande necedad el guardar una mujer que no se quiere guardar.
Buscar gran dote es lo mismo que tomar dinero a daño; que cuanto más se recibe, son los réditos más largos.
Porque es amor sin pendencia, peor que olla sin tocino.
El vulgo no es más que un ciego preciado de vigilante.
Que la quietud de los hombres pende de no envidiar nada, que el que no ve mejor suerte, ni la envidia, ni la extraña; y ningún hombre en el mundo feliz o infeliz se llama si, estando en cualquier fortuna, con otro no se compara.
Que hombre que no se fía de su esposa antes de serlo, después las desconfianzas las convertirá en desprecios.
Y no hay cosa como dejar a quien lidia con su misma sinrazón; pues si ella misma le guía al error, en dando en él es fuerza quedar vencida; porque no hay con el que a oscuras por un mal paso camina, para que vea su engaño, mejor luz que la caída.
Dos corazones heridos de una misma enfermedad.
Que quien huye mis consejos no quiere seguir mis pasos.
Y si lo que tengo yo me basta para vivir, si lo que suele sobrar no se puede poseer, yo ¿para qué he menester lo que no puedo gozar?
Que no me quieren dar muerte por negarme este descanso.
Porque no hay con el que a oscuras por un mal paso comienza, para que vea su engaño mejor luz que la caída.
En siendo gusto, señora, no importa que no sea bueno; que la voluntad no tiene razón para un deseo.
Sólo vivo en la gloria de mirarte. Sólo muero en la pena de no verte.
Que en el ocio hay diferencia, si es buscado, o si es preciso; que si es preciso, es trabajo, y si es buscado, es alivio.
La mujer es como el vidrio, que el que la quiere guardar le ha de poner en seguro; mas si por guardarle más, desconfiado del riesgo, entre las manos le trae, con lo que guardarle piensa, suele venirle a quebrar.
Que quien por un vidrio mira que hace algún color distinto todo cuanto ve con él está del color del vidrio.
Casarme contra mi gusto no es cordura ni prudencia; que semejante violencia siempre ha pasado en disgusto. Obedecer es muy justo A mi padre, pero no cuando la elección erró; que un casamiento forzado lleva el honor arriesgado y soy muy honrada yo.
Como tengo el corazón sin los cuidados de amar, tiene el alma más lugar de cumplir su obligación.
Que es afecto muy distinto el quererse con deseo o el amarse con cariño.
Que quien ama ha de creer, que no creer no es amar.