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Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad.
Agustín de Hipona
La religión une a los hombres en Dios.
Ante todo debéis guardaros de las sospechas, porque éste es el veneno de la amistad.
Dios, que eres siempre el mismo, conózcame a mí, conózcate a ti.
Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.
Conocemos en la medida en que amamos.
El hombre es un ser medio entre las bestias y los ángeles.
En el jardín de la Iglesia se cultivan: Las rosas de los mártires, los lirios de las vírgenes, las yedras de los casados, las violetas de las viudas.
No todos los hombres malos pueden llegar a ser buenos, pero no hay ningún hombre bueno que no haya sido malo alguna vez.
Dios es paciente, porque es eterno.
Roma pronuncia, cuestión acabada.
Pues, ¿Qué es entender sino vivir de un modo más brillante y perfecto de la misma luz de la mente?
Hay que hacer cosas útiles, más que cosas admirables.
La necesidad no conoce leyes.
Mi amor es mi peso; por él soy llevado adondequiera que soy llevado.
Paréceme que, lo que es injusto, no es ley.
La razón no se sometería nunca, si no se juzgase que hay ocasiones en que debe someterse.
El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios.
Creo para comprender, y comprendo para creer mejor.
Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.
Muchas veces los amigos nos pervierten al adularnos y, en cambio, los enemigos nos corrigen al insultarnos.
Por dos causas pecamos: o por no ver aún lo que debemos hacer, o por no hacer lo que ya vemos no se debe hacer; lo primero es mal de ignorancia; lo segundo, de flaqueza.
Porque todo hombre es prójimo de todo hombre, ni hay que admitir ninguna distancia de condición donde es común la naturaleza.
Conócete. Acéptate. Supérate.
La renuncia a todo deleite, duele.
Las desgracias son las lágrimas del alma.
El placer de vivir sin pena bien vale la pena de vivir sin placer.
Ama a los hombres y odia sus vicios.
No salgas fuera de ti, vuelve a ti, en el interior del hombre habita la verdad.
Aprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.
El género humano es un mar profundamente curioso y procelosamente hinchado, e inquietamente fluido.
Cuida el orden para que el orden te cuide a ti.
¿Qué es, pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé.
Cada edad, desde la infancia hasta la vejez, tiene en cada uno de los hombres su propia hermosura.
El hábito, si no se resiste, al poco tiempo se vuelve una necesidad.
La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre.
Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros.
Dos amores han fundado dos ciudades: al amor a uno mismo, la terrenal; y el amor a Dios, la celestial.
Casarse está bien. No casarse está mejor.
Quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad. Quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia.