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La Religiosidad verdadera exige humildad y modestia.
Adolfo Kolping
Allí donde termine toda práctica visible de fe, allí también se secan las raíces de esa fe en el corazón del pobre pecador.
El que no tiene paciencia no puede exigirla de los demás.
La risa que brota de un corazón alegre tiene mucho más valor y significado que el sermón más largo y profundo.
En este mundo no se logra nada útil ni grande sin esfuerzo ni sacrificio.
Jesucristo, el Hijo de Dios, es la verdad Universal más poderosa que poseemos en el mundo.
El que quiera decir a otras personas la verdad, debe saber soportarla en sí mismo.
A los padres de familia verdaderamente felices no se los encuentra con frecuencia en los bares.
¡Dios tiene mucha paciencia con el peregrino terrenal!
El que no sabe soportar una corrección fraternal es un hombre orgulloso.
El que no trata de hacer vivir la verdad en sí mismo, nunca la va a profundizar.
Como es su fe, así es el hombre y su obra.
Con ánimo rebozante y alegre entreguémonos a nuestro trabajo, aun cuando éste parezca insuperable.
El alma humana se revela profundamente no sólo en el dolor sino también en la alegría.
Dios ayuda a la voluntad sincera, si es que no la abandona el valor y el ánimo.
Dios, el Señor, creó al hombre para el cielo, por esto los padres tienen la obligación de educar a los hijos para el cielo.
Cuando se trata de hacer el bien, el hombre debe ser semejante a Dios o por lo menos tratar de serlo.
No existe en el orden ético una institución más cuidadosamente protegida y amparada por Dios que el matrimonio.